En el diván del dinero y el poder.
Fuerza Popular es el primer partido que tiene mayoría opositora en el Congreso. Este privilegio les ha permitido parar el debate cuando han querido, controlar censuras, denunciar al fiscal de la Nación y amedrentar al TC.
El jueves 9 de noviembre, a las seis y media de la tarde, el Pleno del Congreso estaba por discutir un proyecto de ley para transferir parte del presupuesto no utilizado este año por el Ministerio de Vivienda a los gobiernos regionales y municipales.
Antes de que la presidenta de la Comisión de Presupuesto pudiera hablar, un rumor corrió por el hemiciclo: el abogado de Keiko Fujimori había dicho que estaba satisfecho con lo declarado por Marcelo Odebrecht en Brasil. Los fujimoristas se levantaron, aplaudieron, arengaron a favor del partido. Octavio Salazar alzó los puños. Leyla Chihúan golpeó la mesa. Mario Mantilla, quien conducía el debate desde la mesa directiva, dijo: “Me incluyo en los festejos”. La fiesta retrasó la sesión.
Días atrás, Fuerza Popular aceleró en el Parlamento una denuncia contra cuatro jueces del Tribunal Constitucional justo cuando estaban por resolver un hábeas corpus presentado a favor de Alberto Fujimori. Al mismo tiempo, dejando de lado la Constitución, presionaban al presidente Pedro Pablo Kuczynski para declarar ante la Comisión Lava Jato, y pedían nada menos que la inhabilitación del fiscal de la Nación, Pablo Sánchez.
¿Por qué actúan así? Un psicoanalista, un sociólogo y un profesor de filosofía intentan dar la respuesta.
“La agresividad con la que actúan es producto directo de la derrota política, no han asimilado el haber perdido las elecciones, eso los lleva a enardecerse”, explica
Jorge Bruce, psicoanalista en ejercicio y magíster en Psicopatología y Psicoanálisis de la Universidad de París.
Pero, según él, se trataría de una forma aumentada de agresividad que ya es parte de su ADN.
“La dinámica de la bancada exige ese tipo de comportamiento. Tú tienes gente que no se comportaría así en otros lugares. Estoy seguro que Úrsula Letona en el estudio Echecopar era una abogada como cualquier otra. Pero entra en la bancada y se pone irreconocible. Hace poco le dijo Cantinflas a Yonhy Lescano. En Fuerza Popular si quieres tener un lugar preeminente tienes que ser reactivo, violento, no analítico”, asegura Bruce.
Héctor Becerril se ha convertido en vocero alterno del fujimorismo a fuerza de alzar la voz y desviar la mirada. En agosto, le dijo a Lescano que tenía “serias incapacidades mentales”. A los pocos días, llamó a Jorge del Castillo “llevaitrae de [Marilú] Martens”, la ex ministra de Educación. Y en septiembre le espetó a Mario Vargas Llosa: “Traición es lo que le hiciste a tu tía y a tu prima hermana con quienes te casaste”.
Según el psiconalista, Becerril activa en los peruanos el mecanismo del atarante, un aturdimiento repentino producido por la grandilocuencia y el histrionismo.
“Las personas que atarantan se aprovechan de nuestra vieja tradición de desconfianza y miedo, porque este no es un país democrático realmente, todavía somos un país jerárquico”, remarca.
En diciembre del 2016, se conoció que algunos miembros de Fuerza Popular, entre ellos Keiko Fujimori, el hoy presidente del Congreso, Luis Galarreta, Becerril, Cecilia Chacón y Rosa Bartra, habían creado un grupo de chat privado que llevaba por nombre “Mototaxi”. Allí celebraron, por ejemplo, la interpelación al ex ministro de Educación Jaime Saavedra.
“El nombre del grupo lo dice todo. Es una manera de decir ‘somos populares, pero también anómicos’. Una mototaxi no se siente obligada a respetar las reglas que siguen los vehículos más grandes”, explica Jorge Bruce.
“Sólo unos pocos forman parte de ese chat –añade–. Para subirte a la mototaxi, tienes que mostrarte altisonante, no ser medido o tibio. Si lo eres, te bajan”.
'Titanes' naranjas
Formar parte de una bancada que tiene a 73 de los 130 congresistas les permite a los fujimoristas actuar a placer.
"Es la primera vez en la historia del Perú que un partido opositor tiene mayoría absoluta en el Congreso”, recuerda el sociólogo Fernando Tuesta. “Y el control que tienen no solo es legislativo, sino también administrativo”, recalca.
Para Víctor Krebs, doctor en Filosofía de la Universidad de Notre Dame y profesor de la Universidad Católica, el estilo de algunos parlamentarios de Fuerza Popular calza con lo que los griegos llamaban titanes.
“Los antiguos hablaban de los titanes como esos seres que tienen una fuerza extraordinaria, pero ninguna consciencia de la mesura ni de los límites. Era una suerte de insulto. Hoy, claro, la palabra significa otra cosa: ser maravilloso”, dice.
Para Krebs, la celebración del jueves 9 en el hemiciclo fue sintomática: “Tienen las prioridades completamente confundidas. Para ellos lo que está en juego no es el destino del país, sino el de Keiko”.
Fuente: La Republica