Una persona entra a una farmacia y pide que le vendan unas tabletas de ivermectina, azitromicina y paracetamol. Son los medicamentos aprobado por el Ministerio de Salud para el tratamiento de pacientes con coronavirus. En la farmacia, niegan la venta por falta de receta médica. Es posible que haya conseguido los fármacos en otro establecimiento.
Un amigo compró una pequeña botella de dióxido de cloro por S/ 30 “por si acaso”. Lo usará si alguien en su familia se contagia del COVID-19. “Dicen que sí da resultados, aumenta la saturación de oxígeno”, señala convencido el sujeto.
La incertidumbre
Mientras la ciencia está en carrera para encontrar la cura al virus de Wuhan, las personas buscan su propia medicina, aunque carezcan de avales y garantías. Y es que el miedo a la muerte y la imposibilidad de conseguir atención en los hospitales - todos han colapsado- conduce a la automedicación. “Cuando uno se automedica cree que se está protegiendo del virus, pero está más expuesto porque les da una falsa sensación de seguridad”, explica Darío Navarro, director Regional de Salud del Cusco.
“Claro que crea una falsa sensación de seguridad si lo tomamos como medicamento preventivo. Si tomo dióxido de cloro, o si tomo estos medicamentos ya no voy a tener el virus, es falso”, coincide el médico Víctor Manchego, gerente de la Red Asistencial de EsSalud Cusco.
Los peligros
Víctor Manchego informó que el 30% de pacientes graves con COVID -19 consumió el dióxido de cloro. “Los pacientes mostraron síntomas de toxicidad, muchos tomaron el dióxido de cloro como antecedente. Llegaron con los ojos amarillos a causa de la intoxicación por el uso de productos sin prescripción médica”, explicó.
La automedicación puede traer consecuencias negativas a corto y largo plazo. Cada fármaco debe ser administrado en dosis y durante una cantidad de días especificados por un médico especialista. Sin un protocolo médico el uso o consumo excesivo de un medicamento puede poner en riesgo la vida.
Manchego señala que cualquier medicamento tiene reacciones adversas. Provocan desde alergias hasta fallas hepáticas (daña el hígado), mientras que el uso indiscriminado podría devenir en resistencia antibiótica a futuro. Por esas razones, la presidenta ejecutiva EsSalud, Fiorella Molinelli, pidió a la población dejar de consumir dióxido de cloro como medicamento para combatir el virus. “No debemos automedicarnos y mucho menos consumir sustancias que no han sido aprobadas por el ente rector. El dióxido de cloro está matando personas, y es porque no hay estudios clínicos, ni científicos que corroboren que puede combatir el virus”, afirmó.
Molinelli solicitó a la Fiscalía actuar de oficio y denunciar a aquellas personas que recomiendan el consumo de esta sustancia.
Los tres fármacos que conforman el kit para tratar COVID-19 solo se usan cuando el paciente tiene síntomas y con ayuda y seguimiento clínico de un médico. “Por eso los kits se entregan previa evaluación médica. Incluso con estos medicamentos el paciente puede presentar alergias y por eso debe estar bajo vigilancia”, anota Manchego Enríquez.
Añade que debe quedar claro que para el virus no existe ningún medicamento preventivo. “Si uno toma estos medicamentos y cree que no le va a dar el virus, es falso, sí me puedo contagiar. El kit se usa para aliviar los síntomas o mejorar, porque tiene cierta eficacia, pero en pacientes con síntomas”.
Uso de oxígeno sin receta también causa problemas
Los cusqueños también se estarían “intoxicando” con el uso excesivo de oxígeno medicinal según Darío Navarro. “El uso del oxígeno es netamente medicinal y hospitalario, por eso hay que tener mucho cuidado. Cada individuo tiene un centro regulador en el sistema nervioso a nivel del bulbo: son quimiorreceptores que controlan el equilibrio entre el CO2 y el oxígeno y cuando existe una ‘intoxicación’ por oxígeno puede generar un paro respiratorio”, advirtió.
El médico Manchego dijo que las únicas medidas de prevención con alta eficacia y comprobadas son lavado de manos, distanciamiento, mascarilla y protector facial, y consciencia para la protección y cuidado de las personas vulnerables.
Fuente: La Republica
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