La educación en América Latina no registra avances destacables desde 2013. Incluso un año antes de la pandemia de la covid-19, más del 40% promedio de los estudiantes de tercer grado y más del 60% de los de sexto de primaria no alcanzaban el nivel mínimo de competencias fundamentales en lectura y matemática.
Los datos salen del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019), publicado este martes por la oficina regional de la Unesco para América Latina, con sede en Santiago de Chile, realizado sobre más de 160.000 niños de 16 países.
“Los datos del ERCE 2019 nos indican que, justo antes de la pandemia, la región se encontraba, en promedio, prácticamente estancada en bajos niveles de logro en aquellas competencias que constituyen los cimientos para poder seguir aprendiendo”, ha dicho la directora de Unesco Santiago, Claudia Uribe. “Esto habla de una generación entera en riesgo de no poder desarrollar su pleno potencial. Es por esto que las medidas y reformas educativas para mejorar los aprendizajes desde los años más tempranos de escolaridad no pueden esperar y deben ser priorizadas”, advirtió Uribe.
El estudio recabó datos de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Perú avanza en educación para la ciudadanía mundial, pero tiene desafíos con el concepto de fraternidad en los currículos de tercero y sexto grado.
Según la investigación, el 44,3% de los estudiantes de tercer grado está en el nivel más bajo de desempeño en literatura y el 47,7% en el más bajo en matemática. En sexto grado, en tanto, alcanzan el nivel I de más bajo de desempeño el 23,3% en lectura, el 49,2% en matemática y 37,7% en ciencias. Los niños del tercer grado bajos en su desempeño en literatura no pudieron localizar información en un texto ni comprenderlo globalmente. En sexto grado, en tanto, los y las estudiantes no fueron capaces de inferir información cuando para hacerlo tuvieron que comprender globalmente o conectar ideas secundarias o específicas que se presentan en las distintas partes de un texto.
En el caso de matemática, los alumnos de sexto que se encontraban en el desempeño más bajo no pudieron resolver problemas que requieren interpretar información o que involucran dos o más operaciones incluyendo multiplicación o división.
Los resultados apenas han variados desde la última evaluación, realizada en 2013, aunque la realidad no es la misma en todos los países estudiados. Perú, Brasil y República Dominicana fueron los que más mejoraron. Las mejoras son “urgentes en un contexto de pandemia, en el que millones de niños, niñas y jóvenes no han podido asistir a las escuelas por meses, lo que sabemos que está generando mayores retrocesos en los aprendizajes y profundizando las brechas para los grupos más desaventajados”, dice Uribe.
Los resultados del ERCE 2019 arrojan también información sobre factores externos asociados al aprendizaje. Por ejemplo, la mitad de la diferencias de aprendizaje pudieron atribuirse a las características del establecimiento al que asistía el estudiante, lo mismo que el nivel socioeconómico del alumno: cuanto mayor el nivel, mejor fue el resultado del estudio. También fue determinante la cantidad de horas de clase: quienes faltaron más obtuvieron peores resultados que aquellos que mantuvieron la regularidad. Lo mismo para aquellos que dedicaron al menos un día o más de la semana para realizar tareas fuera del horario escolar.
En hogares donde los padres y madres se involucraron más en la educación de sus hijos también se registraron mejores resultados en las pruebas. “Necesitamos volcar nuestra atención hacia los aprendizajes fundamentales y contar con un plan para fortalecerlos. Solo así podremos avanzar como región en hacer efectivo el derecho a una educación de calidad sin dejar a nadie atrás”, dijo Uribe.
Lea el estudio completo aquí:
Fuente: El Pais
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