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Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo
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Ahora mis habituales visitas, incluyen cines, cementerios, museos, parques y algunas silenciosas bibliotecas donde por casualidad encontré un extraño y sombrío libro amarillento de hojas descoloridas, escrita por un despistado escritor anglosajón de apellido impronunciable que atrevidamente clasificaba al homos sapiens sapiens en: intelectuales, dedicados a husmear y analizar hermenéuticamente nuestro grandioso pasado y sueñan con un apasionante futuro, olvidando hacer guiños al presente; los inteligentes orgánicos, destellan su brillante historia colmado de éxito y emocionados planifican su grandioso mural de resplandeciente futuro y los felices, pese a compartir un irreversible pasado y esperar un mañana casi inexiste, sencillamente viven el momento.
Lejos de concluir la lectura, intrigado, desolado y confundido entre el limbo de la desesperación de saber quién soy -¿Tal vez un intelectual? ¿Un hombre feliz o inteligente?- abandoné el libro.
Confundidos abrazos.