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26-02-2023 | Como educador, con cierta desazón esbozo este artículo sobre el expresidente del Perú, Alejandro Toledo, quien aparentemente nació sentenciado a vivir en la pobreza, pero la educación hizo de él un prestigioso académico hasta encumbrarlo como presidente de la República e irónicamente esa misma educación no fue suficiente para salvarlo de las torpezas terriblemente humanas, como la de negar la paternidad a su hija y, hoy tristemente es acusado de recibir millonarias coimas durante su gestión presidencial que probablemente lo lleve a la cárcel.
Toledo, luego de sobrevivir a la discriminación étnica y económica, gracias a la educación y a su perseverancia, había logrado una beca en la universidad de San Francisco de Estados Unidos, donde se graduó de economista en 1970.
Luego, obtuvo un doctorado en economía de los Recursos humanos en la prestigiosa universidad de Stanford, que le abrió las oportunidades, como la de presidir el comité de asesoría económica del Banco Central de Reserva del Perú, además laboró en el Banco Mundial y en el Banco Interamericano de Desarrollo.
Según los reportes, gracias a sus elevados conocimientos en materia económica y democracia, llegó a ser profesor e investigador asociado en la muy prestigiosa universidad de Harvard, con el privilegio de dar conferencias y seminarios en dicha universidad, catapultándolo como un brillante académico de talla mundial.
“Toledo, en su trajinada vida académica, además de dar conferencias alrededor del mundo, realizó varias publicaciones, entre ellos dos libros bajo el fondo editorial de la universidad de Harvard, demostrando así su elevada competencia académica que muchas universidades quisieran mostrar en sus propagandas con el propósito de captar más estudiantes.” |
Con este impresionante récord académico, centrado enteramente en lo cognitivo, llegó a ser presidente del Perú en 2001 y gobernó hasta 2006. En esta época, ante una presión social, no tuvo otra opción que reconocer a su hija extramatrimonial después de haberlo negado durante 14 años, además protagonizó muchos escándalos que es de público conocimiento que echan por tierra su extraordinario logro académico.
Asimismo, después de una larga investigación tras dejar el gobierno, según la fiscalía, Toledo habría recibido sobornos por más de 35 millones de dólares de las empresas Odebrecht y Camargo y Correa, quienes fueron favorecidos durante su gobierno, por lo que tendrá que responder a la justicia peruana.
Ahora, a pesar de su formidable formación profesional en las más prestigiosas universidades de Estados Unidos como poseer un PhD, penosamente regresará engrilletado al Perú, a responder todas las acusaciones fruto de sus artimañas y triquiñuelas, probablemente debido a que la educación de estas universidades, no lo ha preparado para una vida ética, sino que, lo embriagaron con grados y diplomas académicos para el aplauso del público y las condecoraciones terrenales.
Con este impresionante currículo con más de sesenta doctorados en Honoris Causa, Toledo pudo haber reivindicado a la etnia indígena después de quinientos años de ninguneo y gobernar con honestidad que ya es mucho pedir en Perú, sin embargo su magro patrimonio moral le traicionó y prefirió borrarlo de un “coimaso”, porque tal vez las universidades olvidaron desarrollar sus habilidades blandas o él mismo, prefirió desarrollar sus habilidades cognitivas, porque realmente eso exige el mundo competitivo, profesionales que saben hacer y no profesionales que saben ser.
En resumen, con este artículo no busco hacer leña del pintoresco expresidente Toledo, solo que, invoco al sistema educativo mundial, a desarrollar las habilidades blandas en cada ciudadana y ciudadano para lograr la mejor versión de las personas y así, evitaremos más expresidentes encarcelados que están publicitando una pésima imagen del Perú ante el mundo.
Dos casos emblematicos de la sociedad peruana dignos de ¿un análisis filosófico, psicológico, antropológico, sociológico, ético o judicial?
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