Aunque la leyenda dice que un danzante de tijeras debe morir bailando, Rómulo Huamaní Janampa se ve obligado a retirarse por motivos de salud, tras 42 años de vida artística. Alejado de los escenarios no pierde el entusiasmo por motivar a las nuevas generaciones para que valoren las tradiciones.
Exige apoyo a las autoridades para lograr su mayor sueño: la Casa del Danzante.
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