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La increíble capacidad creativa de los trujillanos y trujillanas

INPE - TRUJILLO.

Zoila pretendía hacer entrar una "sustancia pastosa blanquecina" dentro de los mejillones y María, pastillas de Diazepam, en cada grano de la bolsa de cancha para sus seres queridos encerrados en el penal de Trujillo.

La oportuna intervención de los agentes de seguridad permitió confiscar diferentes tipos de droga escondidos en una seria de productos para los internos de parte de sus familiares.
La oportuna intervención de los agentes de seguridad permitió confiscar diferentes tipos de droga escondidos en una seria de productos para los internos de parte de sus familiares.

 

El 19 de setiembre, personal del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) intervino a siete (7) personas identificadas como:

 

Zoila Antonieta Huayan Cortejana (56) con DNI 18056479, Lucía Saavedra Gonzáles (65) con DNI 26948884, Maritza Flor Pinedo Uriol (40) con DNI 40691094, Percy Abelardo Gutierrez Contreras (42) con DNI 44165292, María Herminia Crispín Casana (45) con DNI 18837465, Isabet Esther Valderrama Huanca (24) con DNI 70287680 y Marcelo Tantalian Cabanillas (67) con DNI 32841948, quienes pretendían ingresar sustancias prohibidas, al interior del Establecimiento Penitenciario de Varones Trujillo.

 

 

Las intervenciones se produjeron en el cubículo de la puerta principal cuando el personal de seguridad realizaba la revisión de los paquetes en la que portaban comida preparada, víveres y zapatillas, cuyo destino eran sus familiares internos.

 

Zoila Antonieta Huayan Cortejana, madre del interno José Fredy Benites Huayan, sentenciado por el delito de robo agravado, pretendió ingresar dos bolsas plásticas, 1 con comida preparada y víveres y la otra con 2 zapatillas color negro, en la cual se hallaron 2000 pastillas redondas, de color turquesa, con características similares a diazepam, camufladas entre la planta y la plantilla, pegadas y cocidas. Cabe señalar que la detenida indicó que lo ilícito era para el interno Juan Antonio Bermudez Almrck, del pabellón 3 B.

 

 

Lucía Saavedra Gonzales, madre del interno Andrés Padilla Saavedra, sentenciado por el delito de robo agravado, ubicado en el pabellón 3A, trató de pasar en bolsa plástica transparente comida preparada en cuyo interior se detectó cancha serrana cocinada, de aproximadamente 1 kilo, camuflando en el interior de cada cancha una pastilla de color naranja con características similares a diazepam.

 

Flor Maritza Pinedo Uriol, hermana del interno Elton Herrera Uriol, sentenciado por el delito de extorsión, ubicado en el pabellón 2-B, tenía en una bolsa transparente comida preparada y víveres, además de 1 kilo de cancha serrana cocinada, donde se encontraban camufladas pastillas color naranja, con características similares al diazepam.

 

 

Percy Abelardo Gutierrez Contreras, hermano del interno Raúl Fernando Gutierrez Contreras, sentenciado por homicidio simple, ubicado en el pabellón 3A, llevaba en una bolsa plástica transparente comida preparada y 1 kilo de cancha serrana cocinada, en cuyo interior de cada grano estaban camufladas unas pastillas color naranja, con características similares a diazepam.

 

María Herminia Crispín Casana, madre del interno Miguel Ángel Vásquez Crispin, sentenciado por robo agravado y ubicado en el pabellón 2A, tenía una bolsa plástica transparente con víveres y comida preparada en dos tapers plásticos conteniendo caldo de choros y 51 conchitas, siendo en estas últimas donde se detectó una sustancia pastosa, color blanquesina, aparentemente pasta básica de cocaína.

 

 

Isabet Esther Valderrama Huanca, conviviente, del interno Robinson Arteaga Sánchez, sentenciado por robo agravado, ubicado en el pabellón 3B, portaba bolsas plásticas con comida preparada y víveres, además de 2 zapatillas color beige, donde camuflaba 1000 pastillas pequeñas redondas, de color turquesa, al parecer diazepam, escondidas entre la plantilla y la planta, pegadas y cocidas.

 

Finalmente, Marcelo Tantalian Cabanillas, padre del interno Marcelo Augusto Tantalian Irigoin, sentenciado por TIAF, ubicado en el pabellón 3B, portaba una bolsa de plástico transparente conteniendo un par de zapatillas color azul, en cuyo interior se encontró 1000 pastillas pequeñas, redondas, de color turquesa, similar al diazepam, camufladas entre la plantilla y la planta, cocidas y pegadas.

 

De inmediato los responsables del penal dieron cuenta de lo acontecido a la Policía Nacional del Perú, siendo posteriormente puestos a disposición de la Fiscalía para proceder con las investigaciones de ley.

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