Por: Vanesa Monserrat Junco  Profesora - Psicopedagoga argentina

Las realidades educativas en cada cultura como siempre decimos, son diferentes, porque tu familia no es igual a la del vecino, ni a la mía, ni a la de ninguna familia del planeta.

Si, tienen en común la cultura global. Así llamada en estos tiempos postpandemia. Porque todos fuimos llevados a vivir la llamada “pandemia”. A partir de un modelo de control llamado “covid 19” atravesaron los tejidos sociales, las situaciones políticas financieras  y educativas de todos los países del mundo. A partir de la instalación de una enfermedad de laboratorio como el SIDA en la década del 80 , los diferentes gobiernos “obedecieron” a las grandes potencias y nos arrastraron a eso que ya sabemos vivimos y estamos viviendo.. Otra vez obediencia “porque si” impuesta desde el miedo. Igual que hacemos a veces con las infancias y la juventud: les decimos es así y punto. En nombre del orden y para que no molesten. Amenazándolos  con diferentes consecuencias sino hacen eso que decimos.. “Como dios manda” decía la tía de un amigo. Y¿cómo manda dios? ¡Como “yo digo”!

Esa obediencia impregnada en las personas y las instituciones siempre ha tenido “rompientes de rebeldía” Qué sería de nosotros sin ella. Rebeldía que como decía Watzlawick: “¿es real la realidad?” ¿cuál es la realidad verdadera?

Y agregamos: ¿Cuál es la obediencia necesaria y para que´? ¿Quiénes obedecen ciegamente y para qué? ¿quiénes plantean otras rebeldías y cómo?

En medio de tantas realidades siempre proponemos preguntar, escuchar y discernir. Quizás quien maneja otro “universo simbólico” dice que no lo escuchas, simplemente sucede que se están manejando otras maneras de entender las realidades. Escuchas, pero no estás de acuerdo. Y es necesario decirlo. O seguir obedeciendo. O seguir encontrando estrategias para disuadir la obediencia de una manera poco notoria, apareciendo la violencia simbólica que tanto desastre en la salud mental hace. No pero si. SI pero No. Nadie entiende nada, todo es una catarata de información desquiciante y la gran confusión es. Con el fin de evitar el conflicto al final es peor para los involucrados. Quedan atrapados en una madeja de indecisiones,  llevando a que “otro” decida así de repente y sin aviso..

De manera muy  notoria se generan conflictos abismales , falta de respeto al libre albedrio de la otra persona obligándola a hacer algo que no quiere, manipulándola, o con intento de destrucción hasta la violencia física y las guerras. En las familias también. Todo va de la mano.

Ojalá podamos empezar por nuestras familias y nuestros vínculos más próximos. Decir nuestras verdades solo obedeciendo al propio equilibrio interno y del sistema sociovincular en el que estemos. Desde allí sembrar una semilla de fidelidad y respeto a sí mismo.a, y expandirla a los demás. Creciendo desde el pie. El respeto es un fractal que también impregna realidades y nos deja frente a nuevos desafíos.

@saneva5