En los últimos dos meses, desde el Congreso de la República se han lanzado algunas iniciativas que, tratando de dotar de más liquidez a las familias durante el estado de emergencia, han buscado echar mano de recursos para pensiones.
En este contexto, el Instituto Peruano de Economía (IPE) realizó un análisis sobre el alcance de los sistemas de pensiones tomando como base la Encuesta Nacional de Hogares, considerando el nivel de ingresos de las familias. La baja inclusión del sistema pensionario, que tiene como causa inmediata la extendida informalidad, resalta como el principal reto del sector.
Brechas
Para poner la lupa en los niveles de ingreso de los hogares, se separaron en cinco segmentos (llamados quintiles) que van en orden creciente de ingresos. Así, el primer quintil comprende al 20% de los hogares con menos ingresos y el último quintil incluye al 20% de hogares que percibe más ingresos. El análisis se realizó a nivel de cada quintil.
En ese sentido, el 65,3% del quintil de menores ingresos no tiene miembros afiliados a algún sistema previsional, mientras 21,9% recibe las transferencias de Pensión 65. Del otro extremo, en los hogares de más ingresos, un 43,2% está afiliado al SPP, 26% tiene miembros afiliados al SPP y a la ONP, mientras que apenas 12,8% no está en algún sistema.
Un dato resaltante es que, conforme aumentan los ingresos, la participación del sistema privado de pensiones va creciendo. En tanto, la ONP es más relevante en los deciles tres y cuatro de ingresos.
Pensionistas
Del total de hogares en el ámbito nacional, unos 2,8 millones (31,2% del total) tienen al menos un miembro que es un adulto mayor de 65 años. Entre ellos, hay 1,5 millones que no reciben ingresos por pensiones, es decir, el 54%.
En tanto, un 21,8% de estos hogares con al menos un adulto mayor de 65 años recibe ingresos a través del programa Pensión 65 y un 19,8% recibe una pensión de jubilación por el sistema público; mientras 3,2% tiene algún pensionista del SPP. Los jubilados recientes de las AFP han optado mayoritariamente por el retiro del 95,5% de su fondo, de modo que podrían no identificarse como pensionistas.
Con una proporción relativamente alta de hogares sin cobertura de los sistemas previsionales, resulta relevante analizar cuáles son las fuentes de ingresos con las que cuentan las familias que tienen algún miembro mayor de 65 años. Al ver el detalle según niveles de ingreso, salta a la vista que los hogares de mayores ingresos son a la vez los que reciben más recursos por pensiones. Sin embargo, en todos los segmentos los protagonistas son los ingresos provenientes del trabajo.
Así, por ejemplo, entre los hogares de menores ingresos y algún miembro mayor de 65 años, solo un 3% de sus recursos proviene de algún sistema previsional. Entre el 20% de hogares de mayores ingresos, esta cifra sube a 8%. En estos últimos, la mayor parte de los recursos viene de otras fuentes, como trabajo y rentas, mientras que en los primeros el bajo acceso al sistema previsional durante la etapa productiva explica el poco alcance.
El hecho de que en ningún segmento de ingresos las pensiones tengan una participación particularmente significativa del total es consecuencia, principalmente, de problemas estructurales que son conocidos: la alta informalidad impide que muchas personas coticen en sistemas previsionales o, si lo hacen, no sea de manera constante a lo largo de su vida laboral.
Para Hugo Ñopo, investigador principal de Grade, el debate sobre el sistema previsional en el país debería impulsar una discusión mayor: la reforma del mercado laboral. Ñopo sostiene que el acceso al sistema previsional no está siendo tratado de forma eficiente al ser dependiente de la formalidad del empleo.
Explorar modelos complementarios de aporte de pensiones de tipo voluntario puede ser un camino por explorar en vista de la baja penetración del sistema pensionario actual atado al empleo formal dependiente.
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