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La otra cara de los alcaldes

Las obras de fierro y cemento que se priorizan en nuestros pueblos no contribuyen a disminuir la pobreza.

SIERRA EXPORTADORA ES UNA ALTERNATIVA INTERESANTE PARA NUESTROS PUEBLOS
Por: Ronald Del Rio Altamirano


Las últimas elecciones regionales y locales del 05 de octubre de 2,014, dejaron en los electores de nuestros pueblos muy mal sabor (Huachos, Arma, Tantara, San Juan, Capillas Norte, Aurahua, etc.)

Quedó flotando la peor sensación y un hedor a hediondez, sobre el proceso electoral: Que algunos candidatos hoy alcaldes recientemente elegidos, podrían tener cuentas con la justicia o que el congreso de la república, indolente, no habría sido capaz de legislar a tiempo para impedir esto. Y en general la percepción de que se trató más de una pugna entre apetitos banales, que de una competencia democrática sobre cómo hacer mejor las cosas para la respectiva jurisdicción municipal.


No hay duda de que esas percepciones tenían y tienen sustento en la realidad. Lo lamentable es que hayan impedido ver que hay otra cara en la experiencia de
municipios en el país, obviado y venido a menos en los municipios distritales del norte de Castrovirreyna (nuestros pueblos).


Una dinámica política e informativa gangrenada por las denuncias y los escándalos lleva muchas veces a que la gente ignore cosas positivas que se están haciendo para construir un mejor país y a subestimar o soslayar experiencias como la que por ejemplo promueve el programa SIERRA EXPORTADORA (Adscrita a la presidencia del consejo de ministros del actual gobierno) encabezado por el Ing. Alfonso Velásquez, experimentado Agroexportador.


Gracias a un esfuerzo como este se están produciendo en muchos rincones del país espectaculares aumentos anuales en producción y ventas de productos andinos como Trucha, Quesos, Frutas Diversas y Demás. Que por el momento toca directamente a algo menos de 100,000 pobladores rurales de la sierra, pero que marca una ruta de ejemplo motivador para el resto de la serranía.


El “paisaje” económico está hoy fuertemente marcado por la minería y las verdades que las políticas agrarias de los últimos gobiernos no ha sido claras ni consistentes con el sector agropecuario andino. Como siempre en la historia, librado a su suerte.


Lo que se viene haciendo desde sierra exportadora tiene relevancia en un doble plano:


Primero, por el concepto mismo de impulsar desde el estado proyectos productivos de desarrollo rural, que van logrando conectar a comunidades alejadas con el mercado mundial de productos agropecuarios. Un verdadero ejemplo de “inclusión” concepto sobre el cual hay tanta cháchara vacía y pocas acciones concretas y efectivas. En una lógica que no es paternalista sino de impulso a las capacidades locales, es muy importante que se impulse “cadenas productivas” que van permitiendo relacionar con éxito a zonas andinas de nuestro país con el mercado mundial. Con esto se busca hacer de los municipios un actor decisivo en este proceso de inclusión y de progreso.


El esquema “clásico” para enfrentar el abandono secular del campo andino muchas veces ha girado en una masiva acción asistencialista del estado, la que por lo demás, nunca se efectuó integralmente, sea por falta de recursos, porque así lo marcaban las prioridades políticas o por la incapacidad ejecutiva del estado, la constante histórica ha sido el abandono.


O más recientemente, esperar que a través del canon minero “lloviera” algo sobre el campo serrano, ambas políticas: Asistencialismo público de un lado y “la mano invisible” del mercado por el otro, era y es equivocada.


No es que algo como sierra exportadora sea la panacea frente a la miseria que prevalece en el mundo rural andino. Pero marca un camino de asociación publico/privada que apunta certeramente al mercado mundial. Asumiendo que la globalización puede servir de herramienta para la inclusión y no para un mayor empobrecimiento.


El campo andino, pues, no tiene por qué estar condenado a esperar ilusamente que la minería lo saque del hoyo o seguir mordiéndose la cola en torno a la pobreza y el abandono esperando un milagro que nunca llegará. Es el empoderamiento y la gran oportunidad de los pobladores rurales lo que marca el camino.


El nuestra jurisdicción (distritos del norte de Castrovirreyna) pregunto ¿qué esperamos para que a través de nuestros municipios distritales nos enganchamos a este programa? ¿Es que siempre sólo se va administrar pobreza e inequidad? ¿Están condenados nuestros pueblos a este fenómeno pernicioso y dañino? Convertidos en victimas calladas del latrocinio voraz e ilegal por el mal uso del dinero de todos los peruanos con que pugnan algunos de los que llegan al sillón municipal.


No permitamos esto, denunciemos oportunamente y recurramos a las instancias respectivas cuando esto suceda. Estoy a la vanguardia.


Las obras de fierro y cemento que se priorizan en nuestros pueblos no contribuyen a disminuir la pobreza y extrema pobreza en la que viven nuestros hermanos campesinos, estos son complementos colaterales al desarrollo de nuestros pueblos.






 

 

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