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Por: Eucadio Gutiérrez Solano Profesor/Periodista
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En nuestro enfoque preliminar hemos tratado sobre conceptos básicos de la “pedagogía antitóxica y antineurotóxica y la liberación del hombre”, como corolario de más de 50 años de investigaciones.
Decíamos que se había reemplazado el papel o rol fundamental del maestro con los postulados o teorías de los “neurocientíficos”, que llenaron la mente humana con conceptos de filósofos y psicólogos dedicados al estudio de las la células nerviosas., como si la anatomía tiene que ver como el problema “espiritual” del hombre y educativo del hombre. Es muy cierto que la biología tiene relación con otras ramas del saber, como también es tan cierto que tienen puntos discrepantes y controversiales con la psicología. Cada uno tiene una misión diferente, caminos u horizontes dispares.
Cada rama de la ciencia posee una función importante, cuyos fines son complementarios e ilustrativos, más no de obligatorio cumplimiento.
El envenenamiento de la mente humana comenzó cuando los profesores fueron domesticados con las teorías de los psicólogos de la neurociencia, y que los maestros aplicaron en la enseñanza y aprendizaje como si fuera un robot, llegado asimilar la panacea educativa, al 100 por ciento, con el nombre de “teoría constructivista”, teoría que según los teóricos era la salvación del mundo. No había más. Competencias por allá y competencias por acá. Primero se comenzó a bestializar a los profesores de los pedagógicos y hará unos 10 años la referida concepción “moderna” llegó a las universidades. Como dopados los catedráticos comenzaron hablar de la “enseñanza y evaluación por competencias”.
« De católico los gobiernos se convirtieron en adoradores de la “secta constructivista”. »
Dejando de lado a los maestros, los imberbes especialistas, adiestrados con la “doctrina” antipedagógica, como cortados con un mismo cuchillo y fabricados por un solo clon, hicieron la colonización mental de los 400 mil profesores, perdiendo éstos su identidad de maestro, al ser domesticados como animales, llegando al extremo de dormir y soñar en “competencias”. SUTEP y de Derrama Magisterial, entraron al cuento, no se quedaron atrás, se pusieron a la moda convirtiéndose en voceros del constructivismo. Todos los docentes fueron lavados de cerebro, quiera o no.
Los profesores no dirigían el destino de la educación nacional, sino unos cuantos rumiantes descerebrados que, por los milagros de los gobiernos, se convertían es especialistas. De modo desde el Ministerio de Educación, personajes sin chamba sea de la especialidad que fuese, anidados en el Ministerio de Educación, empezaron a formular el Diseño Curricular Nacional, DCN, instrumento de domesticación de hace más de 30 años, por el que la educación pasa por la peor crisis de la historia. Por obra de la neurociencia y del constructivismo tenemos tantos mediocres y tarados en el Perú.
« Los maestros perdieron el maravilloso poder pedagógico que tenían. »
Entonces los “neurocientíficos” comenzaron a dirigir los quehaceres educativos. Los profesores no sabían nada, según ellos. Necesitan capacitarlos con la “moderna pócima” educativa, paradigma considerada como dogma. Se produjeron capacitaciones tras capacitaciones. Los profesores obligatoriamente tenían que saber los métodos y contenidos educativos que en el mundo habrían “revolucionado la educación”. En aquellos tiempos se llamó a ese sumun educativo “como excelencia educativa”, incluso los colegios colocaron en sus locales ese término”, donde se decía que se impartía la mejor educación, incluso de América.
¿Qué trajo al final de cuentas este proceso macabro de deshumanización del maestro? Que la educación peruana entre en crisis, y sea la “peor” de todo el mundo. Los exámenes de los estudiantes, nos ponía en la cola de la educación latinoamericana. Esa excelencia educativa se caía estrepitosamente, culpando a los maestros del descalabro.
De nada han servido las capacitaciones obligadas y considerar a los docentes como “solemnes burros”. Y, a la par los profesores anualmente daban exámenes, una tortura para los maestros, porque los exámenes responden a los “dogmas neurocientíficos”, y no se basaban en las tareas propios de los maestros. Las enseñanzas impartidas en los pedagógicos se fueron al tacho.
Los profesores cuando reclamaron fueron por los ramales. No por el fondo del tema. De modo que sus reclamos y protestas fueron mal interpretados negativamente por el pueblo, considerando a los educadores como tarados. Y, si no responde a los exámenes debían ser remplazados por otros. Una verdadera catástrofe. Un festín perverso contra la educación. Los docentes se comieron el sapo.
La innata función magisterial está llegando a su final…mientras el maestro ha perdido su horizonte, y sigan adormecidos por los neurocientíficos, la educación marchará de cabezas, la imbecilidad aumentaría atrozmente.
Resultado final. Los estudiantes son los más perjudicados de la domesticación magisterial. La existencia de tantos tarados, son obras del gobierno y del SUTEP.
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