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Un niño escucha atentamente a alguien que, con los ojos grandes y el cuerpo rígido, le habla de cosas maravillosas, dignas de aprender, y el niño termina sabiendo muchas, muchas cosas más.
Es Kipi, la robot huancavelicana creada por el profesor Walter Velásquez, cuya amplia sabiduría mejora con los días, con los meses. El docente tiene una enorme dedicación a la educación de sus alumnos, lo cual lo impulsó a desplazarse por diversas localidades de la provincia de Tayacaja, y a través de su robot, reforzar las clases del programa “Aprendo en Casa”. “Es uno de los proyectos educativos más ambiciosos desarrollados durante la pandemia”, dice el maestro.
Kipi es bella, tiene los ojos hechos con dos linternas, su cuerpo es de un envase de plástico y su cabeza una radio antigua. Y es una robot ecologista que recorre a caballo las comunidades de Tayacaja para llevar educación adónde no llega televisión, radio e internet. A Kipi la controla Velásquez desde su celular mediante una aplicación que ha programado con software libre para enseñarle palabras, y ahora, claro, es más bilingüe: habla español y quechua, la lengua materna de sus alumnos.
A saber de todos, el lanzamiento del Proyecto Kipi se realizó recientemente en la IE Santiago Antúnez de Mayolo, distrito Colcabamba, Tayacaja, y contó con la presencia del ministro de Educación, Juan Cadillo León; del gobernador de Huancavelica, Maciste Díaz Abad; así como de representantes del sector educación y autoridades de la región Huancavelica. Todos ellos, admirados con la capacidad y destreza que demuestra la robot Kipi para encantar a los niños, reconocieron el esfuerzo del docente.
“Después de meses de trabajo, el Proyecto Kipi, que comenzó con la original robot, hecha de materiales reciclados, ha logrado crecer y hoy contar con siete réplicas, que cuentan con un sistema computarizado que les permitirá ampliar su capacidad de almacenamiento de contenido, mejorar su desempeño y autonomía de movimientos, para garantizar una continuidad de operación de las robots en favor de los pequeños que aprenderán gracias a ellas”, manifestó el profesor Velásquez.
La puesta en marcha del Proyecto Kipi y la implementación de otras nuevas robots se dieron a través del convenio que desarrollaron Walter Velásquez y la empresa eléctrica Kallpa (operadora de la Central Hidroeléctrica Cerro del Águila), ubicada también en la provincia de Tayacaja, y que vio en Kipi una oportunidad de promover y ayudar al aprendizaje educativo de los niños de Tayacaja.
Ahora bien, como parte de este convenio, y para ampliar los contenidos de Kipi, se creó el Kipilibro, un libro de texto, que en sus casi 300 páginas ofrece material educativo, entre ejercicios, lecturas, cuentos, dibujos, en español y quechua, y que están almacenados en el software de las robots, lo que les dará autonomía para interactuar con los estudiantes. “El Kipilibro ha sido aprobado por la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Tayacaja, lo que garantiza que cumple con los estándares del currículo educativo nacional”, señala el creador de la robot.
Esta primera fase del proyecto Kipi busca replicar la experiencia lograda en los primeros meses en que Kipi se desplazó por algunas comunidades, hacia un proyecto integral. “Kipi es un proyecto educativo que no busca reemplazar a los maestros; por el contrario, es una herramienta de enseñanza, útil y dinámica, que los profesores podrán usar como ayuda para despertar mayor tecnología, innovación y creatividad”, finaliza el docente.
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