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Las emprendedoras hermanas Machaca, creadoras de agua donde no hay | VIDEO

Crear agua donde no la hay: Experiencia de buenas prácticas frente al cambio climático por parte de la Asociación Bartolomé Arypalla (ABA) en Ayacucho.
Crear agua donde no la hay: Experiencia de buenas prácticas frente al cambio climático por parte de la Asociación Bartolomé Arypalla (ABA) en Ayacucho.

 

 

 

Ante retroceso de glaciares en Ayacucho, hermanas crean reservas "sagradas" para el agua

 

 

Las laderas secas de los cerros de la localidad de Tuco, en Quispillaccta, provincia de Cangallo- Ayacucho, se han transformado en vastos campos de cultivo. El milagro tiene nombre propio: Qucha ruway, la práctica ancestral con la que las hermanas Magdalena, Marcela y Lidia Machaca han criado 71 lagunas que abastecen de agua a toda Quispillaccta. Solo en Tuco hay 12 de ellas, permitiendo más pasto natural y vacas que producen hasta 8 litros de leche al día. Sus pobladores llaman a la zona “la pequeña Suiza”.

 


 

AYACUCHO, Perú, 2 mar (Thomson Reuters Foundation) - Hace unos 40 años, la nieve que alguna vez cubría las montañas de los Andes cerca de la ciudad peruana de Ayacucho comenzó a desaparecer, por lo que el agua comenzó a ser escasa para más de 200.000 personas en la región centro-sur, la mayoría de ellas de la comunidad indígena quechua.

 

“Teníamos que racionar el agua. Algunos años teníamos agua sólo por dos horas al día”, dijo Dersi Zevallos, coordinadora de la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento de Perú (SUNASS).

 

Tiempo después, las hermanas quechuas Magdalena y Marcela Machaca, ambas ingenieras agrícolas, encontraron una solución al mirar al pasado. Construyeron embalses en las montañas para cosechar y “cultivar” el agua de lluvia, de la misma manera que lo habían hecho sus antepasados.

 

El cambio climático ha llevado condiciones cada vez más secas a las comunidades de los Andes peruanos, según muestran los datos.

 

En 1984 en Ayacucho cayeron cerca de 130 centímetros de agua de lluvia, según SUNASS. Ahora la ciudad recibe solo la mitad de esa lluvia cada año.

 

Los glaciares, otra fuente de agua para los quechuas, también se han visto afectados por el alza de las temperaturas.     

 

En todo Perú, los glaciares perdieron casi el 30% de su área entre 2000 y 2016, según un estudio publicado en septiembre pasado en la revista de geociencias The Cryosphere.

 

“El clima es un ser vivo para nosotros”, dijo Marcela a la Fundación Thomson Reuters. “Y últimamente ha estado actuando un poco loco”.

 

Para ayudar a hacer frente a la situación, los reservorios artificiales en la cima de las montañas, que los lugareños llaman lagunas, capturan y almacenan agua durante la temporada de lluvias de noviembre a febrero, explicó Marcela durante un recorrido por una reserva que ella y su hermana construyeron.

 

En la estación seca, el agua se filtra a través del suelo para alimentar los ríos y acuíferos utilizados por las autoridades locales para proporcionar agua a los residentes y granjas.

 

“Las lagunas juegan el papel que solían jugar las cumbres congeladas”, dijo Marcela.

 

El pueblo quechua considera que los depósitos son sagrados, señaló. “Nuestras comunidades son las protectoras del agua y estamos orgullosas de eso”, agregó.

 

Las hermanas construyeron su primer embalse en 1995 a través de su organización, la Asociación Bartolomé Aripaylla, que utiliza los conocimientos tradicionales para ayudar a las comunidades indígenas a mejorar sus actividades económicas.    

 

 

Desde entonces, han construido más de 120, que en conjunto proporcionan a Ayacucho más de 130 millones de metros cúbicos de agua para uso humano y agrícola.

 

Sally Bunnings, experta en gestión del agua de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dijo que el impacto del cambio climático en los glaciares de montaña, que se derriten a medida que aumentan las temperaturas globales, representa una amenaza para las comunidades de gran altitud.

 

Deben seguir el ejemplo quechua de tratar de usar los recursos hídricos de la manera más eficiente posible, agregó.

 

“Desde una edad temprana, deberían aprender a (reconocer) y prevenir los efectos de cambios bruscos de temperatura y hacer un buen uso del agua”, dijo.
 

 

Rescatando practicas espirituales

 

Casi una cuarta parte de la población de Perú se identifica como quechua, el grupo étnico más grande del país, según el último censo de 2017.

 

Marcela dijo que ella y su hermana escucharon por primera vez sobre la antigua práctica espiritual de reservar agua través de su abuelo, cuando eran niñas en la década de 1970.

 

Para entonces, ya no se practicaba, agregó.

 

Entonces, justo cuando la nieve en las montañas de Ayacucho comenzó a disminuir, el conflicto llegó a la zona.

 

Ayacucho se convirtió en la base del grupo rebelde maoísta Sendero Luminoso, que emprendió un intento de derrocar al Estado en 1980. Unas 70.000 personas fueron asesinadas antes de que el conflicto terminara casi 20 años después.

 

“La gente intentaba salir viva. Despreciaban las prácticas espirituales”, explicó Marcela. “Se olvidaron de tratar a la naturaleza como un ser vivo”.

 

El fenómeno climático de El Niño golpeó a Perú en 1992, haciendo que el agua sea aún más escasa. Fue entonces cuando las hermanas se sintieron motivadas a construir sus primeras lagunas artificiales, dijo Magdalena.

 

 

Pero construir un reservorio de este tamaño no es tarea sencilla. Lo primero que hay que hacer es observar el relieve de la zona, dice Magdalena Machaca.

 

Las hermanas construyeron todas las lagunas aprovechando hundimientos naturales en el relieve de los cerros. Ellas simplemente se encargaron de cerrar los puntos de escape del agua.

 

Luego, la tierra alrededor de la laguna debe ser firme. Plantas nativas de la zona como el ichu y las yakupa maman (conocidas en la región como plantas “madres del agua”), ayudan a fijar el terreno y filtran el agua subterránea de manera limpia.

 

“Cuando construimos la primera qocha (en 1995), algunas personas creían ciegamente en los valores de la modernidad. Ellos pedían que las lagunas fueran de cemento”, recuerda Magdalena Machaca.

 

Hoy, es difícil pensar que esta laguna —un ecosistema que parece dar vida a la fauna y la flora nativa de este páramo— pueda ser de concreto. Su funcionamiento, a partir de elementos naturales, es bastante eficiente.

 

El cielo parece nublarse poco a poco en la cima de Jinuacucho. Los invitados ya han terminado la ceremonia y comienzan a caminar de vuelta, bordeando la laguna. Atrás, el maestro de ceremonias recoge los residuos de la ofrenda.

 

“No debemos mirar atrás. Es de mala suerte”, advierte Marcela Machaca, caminando de vuelta. Las gotas comienzan a caer con más frecuencia.

 

Eligen paisajes naturales que ya tienen forma de reservorios para reducir la cantidad de excavaciones, explicó.
 

 

Adaptándose a la sequía

 

 

Otras partes de América Latina podrían aprender de la experiencia de Ayacucho con la conservación del agua, dijo Gustavo Solano, coordinador del proyecto en la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral, una organización con sede en Perú que promueve soluciones al cambio climático basadas en la naturaleza.

 

Con la supervisión de las hermanas Machaca, ha comenzado a replicar los embalses en Guanacaste, una región en el norte de Costa Rica que se ve afectada regularmente por la sequía.

 

Hasta ahora, se han construido cinco embalses en las montañas de la zona, que cargan tres ríos que proporcionan agua para granjas en las llanuras secas a continuación, dijo Solano.

 

En el año transcurrido desde el lanzamiento del proyecto, los locales identificaron casi dos decenas de fuentes de agua seca que se han revitalizado, agregó.

 

Solano dijo que proyectos como las lagunas artificiales serán cruciales para ayudar a las comunidades rurales a sobrevivir al cambio climático.

 

“En esta región, las lluvias se reducirán y las temperaturas subirán”, dijo. “Para estas comunidades, no hay otra opción que adaptarse. Si no lo hacen, arriesgarán sus propias vidas”.

 

Por Sebastian Rodriguez; Editado en español por Juana Casas. Por favor, acreditar a la Fundación Thomson Reuters, un brazo de noticias de Thomson Reuters que cubre temas humanitarios, derechos de la mujer y LGTB+, trata de personas, derechos a la propiedad y cambio climático. Visite news.trust.org/climate

 

 

 

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