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Leer libros podría alargar la esperanza de vida

Los libros (especialmente los de ficción) promueven capacidades como la empatía, la percepción social o la inteligencia emocional, que favorecen la reducción del estrés y la adopción de conductas y hábitos más saludables .

 

Por: Montse Torras - Profesora/Barcelona

 

He hablado en más de una ocasión de los efectos beneficiosos que leer tiene para la salud. Lo que hasta ahora no sabíamos es que leer libros alarga la vida.

 

Literalmente. Lo han mostrado en un estudio los investigadores A. Bavishi, MD Slade y BR Levy, del Laboratorio de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Yale, que observaron una reducción del 20% de la mortalidad en las personas que leían libros, en comparación con las que no lo hacían. Los investigadores afirman que cualquier nivel de lectura de libros ofrece una ventaja de supervivencia significativamente mayor que leer otros tipos de publicaciones, como diarios o revistas, es decir, que lo que alarga la vida (veintitrés meses más, según las sus análisis) son los libros, más que la lectura en general.

 

¿Y cuál es el secreto de esa magia? Los libros hacen que la mente de un lector trabaje más porque involucran a dos procesos que serían los responsables de esta ventaja de supervivencia: en primer lugar, favorecen un mejor desarrollo cognitivo a través de un vocabulario más extenso, razonamiento, concentración y pensamiento crítico. Y, además, los libros (especialmente los de ficción) promueven capacidades como la empatía, la percepción social o la inteligencia emocional, que favorecen la reducción del estrés y la adopción de conductas y hábitos más saludables .

 

El estudio sugiere que sólo leer un capítulo al día, es decir, unos treinta minutos de lectura, podría tener beneficios significativos para la salud. Además, los investigadores observaron que este efecto protector se muestra incluso después de ajustar variables como educación, riqueza, salud o nivel cognitivo de la persona.

 

El peligro de mirar demasiado la tele

 

Este descubrimiento abre la puerta a desarrollar programas de prevención que promuevan cambios de hábitos en población de riesgo, que redirijan el tiempo libre hacia la lectura de libros, favoreciendo una mejor salud general y, ahora ya lo sabemos, una esperanza de vida prolongada . Un ejemplo serían los mayores de 65 años, ya que hace tiempo que se sabe que un exceso de actividades pasivas, como la televisión, contribuye a la mortalidad en personas mayores.

 

 

Además de estas ventajas directas, otros estudios recientes destacan que la lectura compartida de libros favorece el desarrollo de los niños y niñas desde los primeros años de vida, especialmente para niños nacidos prematuramente. Esta práctica no sólo les ayudaría a tener un mejor desarrollo cognitivo y lingüístico, sino que también establece una sólida base para el futuro éxito escolar.

 

La ciencia nos lo deja claro: integrar la lectura de libros en las rutinas diarias desde pequeños tiene efectos positivos perdurables en nuestra salud, porque coger un libro no sólo nos expande la mente o nos prepara para afrontar mejor los desafíos a lo largo del ciclo vital, sino que también nos alarga la vida para poder seguir leyendo libros durante más años con salud y alegría. El sueño húmedo de lectores y buscadores del Sant Grial. ¡Viva!

 

 

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