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El domingo, fui al concurrido Parque de la Exposición de la Lima señorial. Con una moneda falsa, compré flores a un niño y feliz de mi hazaña, esperaba a mi novia.
De pronto, apareció una loquita morena y fornida. Miraba desesperadamente a todas las personas, al verme gritó, ¡con este me quedo!, abalanzándose me abrazó poderosamente.
Estupefacto y presa de nervios, luchaba para deshacerme ante las miradas y carcajadas de la plebe. Apareció mi novia, al verme forcejear, me lanzó el helado de caqui que siempre solía traerme y se marchó echándome maldiciones. Ahora, soy famoso en las redes sociales por el ridículo y mi corazón, solloza por mi último amor.
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