Por: Eucadio Gutiérrez Solano   Profesor/Periodista

Los mercenarios, sicarios periodísticos y algunos psicópatas siguen atacando de noche y día al alcalde César Carranza Falla. Para estas especies todo lo que hace Carranza está mal.

Desde el primer momento de su gobierno, el alcalde provincial fue víctima de todo tipo de maldades y ataques.

El principal motivo de la perversidad de los pseudo periodistas fue que Carranza rechazó que el municipio sea una vaca lechera, donde toda una generación cobraban mensualmente. A fines de mes, los malos periodistas, como gallinazos esperaban la orden de pago, sentados en la Plaza de Armas. Carranza no dejé pasar este tipo de vida corrupta. Entonces vinieron la calumnia y la difamación.

¡Qué vergüenza! El honor y dignidad, ¿dónde están? Asquerosa forma de vivir. En los 11 municipios es así. Antes que los trabajadores está la banda de los falsos periodistas, son los primeros que cobran. La vida de los parásitos y mercenarios terminó con Carranza.

 

« Este residuo cloacal mató a varios alcaldes, entre ellos a Francisco Peñaloza Munayco, porque como todo cholo chambeador, negó pagar a los vagos, y éstos juraron no dejarlo en paz hasta matarlo. »

Otro chinchano que fue víctima de esta banda de delincuentes periodísticos es el ex congresista chinchano Miguel Ángel Devéscovi, a quien les cerraron el paso sacándolo de la carrera política, según estos bellacos, porque era muy tacaño para pagar, pues Devéscovi no era como otros corruptos que les tapaba la boca con fajo de billetes. Los forajidos en cada campaña sacaban de los políticos 30 a 50 mil soles, lo más económicos.

La gavilla de delincuentes, llamados periodistas, se convirtió así en enemigo furibundo del alcalde César Carranza. Todo lo que él hacía estaba mal. Éstos mendrugos pestilentes han venido creando conciencia negativa contra el burgomaestre, al extremo de fomentar y publicitar el retorno de los vendedores ambulantes. Ambulantes que hicieron plata y que fungen de inocentes vendedores hábilmente puestos por los llamados “comunicadores sociales”, que muchos son hijos putativos de José Navarro Grau y de Lucio Juárez Ochoa, donde hasta mataburros, zapateros y heladeros se convirtieron en “periodistas prácticos”.

 

« El alcalde Carranza quiso ordenar a Chincha. Empezó que las calles tengan el diámetro correspondiente o amplitud. Estos sicarios salieron en mancha para detener el ordenamiento de las calles y construcciones respetando la ley. »

Lograron detener. Por culpa de ellos las calles de Chincha están abandonadas, donde las construcciones se hacen donde se quieren y los postes de luz colocados en cualquier lugar.

Después tenemos el ordenamiento de los vendedores ambulantes, que por más de 40 años ocuparon las calles de Chincha, empeorando durante el bidecenio de José Navarro Grau, tiempo en que el ex alcalde era considerado por esta banda de forajidos como dios, nacido en cuna de oro y poseer todos los galardones, siendo un alcalde de lujo de Chincha. Por culpa de estos lacayos de la corrupción, los malditos vendedores en las calles, pretenden retornar desobedeciendo la ordenanza municipal, apoyados por la prensa del desagüe.

Luego está el asfaltado de las construcciones de las calles y veredas, con los defectos visibles, pero no perdonados por los detractores de César Carranza. En 3 años y medio Chincha ha cambiado. Solamente un ciego o psicópata lo puede negar.

Pareciera que los regidores han sido un bulto más, inservible, obstáculo para el progreso de Chincha. No se ha avanzado en nada en el campo cultural, turístico y arqueológico, menos en el aspecto educativo. Los regidores han sido una rémora para Chincha. Nos ha decepcionado Cruz Carbajal, y Velit Bailetti, quienes les gustan la películina y ser fotografíados, ellos han sido un fracaso para la provincia.  

Para el conocimiento de los buitres solamente hemos tenido una entrevista, por 3 minutos con el alcalde Carranza, durante su gobierno municipal. Jamás nos hemos arrodillado ni somos sus ayayeros.

Nuestro enfoque es de acuerdo a la observación que hacemos. No es un cuento.

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