Si se hace un análisis profundo de todo el aparato de la compra de conciencias que ha venido operando, mafiosamente,  desde el año 1990, cambiando de modalidades y facetas, perfeccionándose cada vez, sometiendo a los peruanos a una esclavitud mental se llegaría a conclusiones espeluznantes. No hay otra explicación para que los votantes peruanos, como carneros opten por un camino totalmente equivocado donde se avecina la hegemonía de la corrupción, y el imperio de la mafia. Quiere decir que los peruanos han perdido los valores supremos. No les interesa la honestidad, sino la vida corrupta e inmoral.

Desde un primer momento la corrupción y la parcialidad fueron evidentes, donde las autoridades de todos los niveles, la prensa perversa y la subasta de conciencias, tuvieron notoria evidencia. Se comenzó con la exclusión de los candidatos Guzmán y Acuña, convirtiendo  las elecciones en una fuerza, donde el triunfo ya viene siendo maquillado a favor del ganador.

En la segunda vuelta electoral los hechos son más notorios. La parcialidad de la prensa a favor de un candidato es incuestionable. Según se observa  los eternos vagos, sin cerebro, al parecer preparados y adiestrados, a modo del ex “SIN”, dirigidos desde la oscuridad viene funcionado con éxito, encubriendo su identidad y dedicándose, a exclusividad para denigrar al candidato contrincante.

A diario vemos las calumnias y difamaciones, incluso la prensa oficial ha caído en las garras de la corrupción.

Es increíble que uno de los candidatos supuestamente,   con la plata del Estado, viaje por todo el Perú, y durante su vida congresal lo haya hecho de esa forma. Nadie ha denunciado este caso que merece investigación para esclarecer cómo los congresistas que deben estar debatiendo los problemas del Perú, esté tras las candidaturas de su preferencia.

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