Esta premisa ya estádemostrado cientificamente por las ciencias médicas y comportamentales.
 

PUBLICADO 09-11-2016 | Con “1000 días para toda la vida”, el UNICEF pretende sensibilizar a la sociedad adulta acerca de lo clave que son los primeros años de vida para el desarrollo futuro de los niños.

El futuro del país son ustedes, se suele decir a cada generación en los primeros años. La iniciación de la  carrera en el mundo coge  indefensos a  niños y niñas, y  millones de menores de cinco años de edad no desarrollan todo su potencial,  simplemente porque ellos o sus cuidadores carecen de las condiciones básicas necesarias para sobrevivir y prosperar, indica el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF. La adolescencia y la edad  adulta son un fracaso o se malogran  si  los tres primeros años de vida, incluido el embarazo, se descuidan.

 

 

 

 

 

“Desde el punto de vista de la fisiología, de la epidemiología, de la inmunología, de la psicología y principalmente de la neurología todo se juega en los 4 primeros años de existencia del individuo.”

 

 

Un cuadro comparativo entre unos y otros, es el siguiente según el UNICEF:

 

De un lado tenemos una mujer embarazada  malnutrida  y un niño que  solo recibe lactancia parcialmente materna o exclusivamente artificial; malnutrido, o desnutrido, es decir más de 200 millones de niños en todo el mundo, en un ambiente de pobreza,  falta de alimentos,  enfermedades repetidas, malas prácticas alimentarias,  falta de cuidados e   higiene deficiente. Este niño  que no recibe el cuidado que necesita,  padece de  inanición, malos tratos o descuido, consume  bebidas azucaradas,  alimentos fritos y ricos en almidón, y casi nunca realiza actividad física.

Éste grupo de niños son más temerosos, muestran menos interés en jugar, explorar e interactuar con los demás.

Los niños criados de esa manera,  registran un retraso en el crecimiento y en  el desarrollo físico y mental ; son débiles a la resistencia del organismo a las enfermedades, y su malnutrición  deriva en la muerte, principalmente  durante los primeros dos años de vida. Un 45% de las defunciones de niños se asocia a la desnutrición, y  en 2013, a nivel mundial, 161,5 millones de niños menores de 5 años sufrían retraso del crecimiento y 50,8 millones presentaban un peso bajo para su talla, según la Organización Mundial de la Salud-OMS-.

 

 

 

 

 

 

“¿Recuperar el terreno perdido?, nunca, ¿alcanzar plenamente su potencial?, jamás,  cuando los niños no están bien encauzados desde un principio, señala el Unicef. Los efectos en esta etapa son irreversibles.”

 

 

En la otra orilla tenemos un bebe alimentado a base de lactancia materna, práctica que la OMS y el UNICEF recomiendan iniciar en la primera hora de vida; y lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida, a partir de los cuales  introducen  alimentos complementarios seguros y nutricionalmente adecuados, continuando la lactancia materna hasta los dos años o más.

Este grupo sabe que el inicio de la lactancia materna en la primera hora de vida protege al recién nacido de las infecciones y reduce la mortalidad neonatal, según la OMS, que señala que sólo un 36% de los lactantes de 0 a 6 meses recibieron lactancia exclusivamente materna durante el periodo de 2007-2014, determina la OMS.

En este lado  la mujer embarazada y los niños reciben  nutrientes fundamentales, como proteínas y ácidos grasos esenciales vitamina A; yodo y hierro. Los bebes son  rodeados de  abrazos y caricias afectuosas, crecen sanos, desarrollan  capacidades verbales y de aprendizaje, asisten a la escuela y llevan una vida productiva y gratificante; serán  niños activos , con autocontrol y capacidad para relacionarse, comunicarse y cooperar con los demás, poseen un mejor  coeficiente intelectual,  y tendrán  mayores ingresos en la vida adulta puntualiza el Unicef.

Según dicho Fondo, al intervenir al principio de la vida, se obtienen los siguientes logros:
  

Se contribuye a reducir las disparidades sociales
   

Se contribuye a reducir las disparidades  económicas
   

Se contribuye a reducir las desigualdades de género, y
   

Se contribuye a la inclusión de quienes tradicionalmente quedan excluidos.