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Al pie de arcanos montes de algún lugar del planeta, habitan dos enamorados maliciosamente hechizados desde orillas de la tierra media.
Durante el sueño, ansiosos funden sus desenfrenadas pasiones y locos besos, expresando su colosal sentimiento inmortal condenado en el intangible mundo sagrado.
Gozan un mágico e indescriptible amor extravagante y vitalicia felicidad sin prejuicio a orillas del lago azul, beben néctar de exóticas flores que paralizan el tiempo de sus sueños sin recordar quienes son realmente, juegan a la escondida al pie del granimanziplátano, saboreando bálsamos de dioses y tomados de la mano, danzan al son de una melodía por inventar y mareados de paz, cabalgan sobre el unicornio feliz, sobre aquel paraíso apenas sospechado por los nigromantes. No recuerdo haber leído que alguna vez sus labios dibujan cierta impaciencia.
Precisamente, disfrutando el extraordinario placer inefable, al atravesar el éxtasis de la medianoche, creo, al descolgar las persianas del trágico destino racional, al despertar olvidan lo vivido, para volver a repetir con secreto heroísmo estoico, el mismo ritual, noche tras noche, dentro de una mágica cápsula del tiempo, encadenados a esa lejana tierra media.
@davidauris |
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