SALVADOR - "Cuando me integré a este grupo, mi mentalidad cambió por completo", cuenta Diego Marinero, un joven violinista de la orquesta Don Bosco en San Salvador.
Él es uno de los 130 jóvenes de barrios peligrosos y marginados de la capital salvadoreña que tuvieron la oportunidad de viajar a Washington, DC, esta semana, para interpretar obras de Bach, Mozart o Carl Orff.
La orquesta y el coro Don Bosco busca prevenir la violencia en el país, con una idea simple: darles más oportunidades a los niños, niñas y jóvenes a través de la música y el arte.
José María Moratalla, conocido como Padre Pepe, el presidente de la Fundación Edytra que dirige el proyecto, explica que la orquesta unió a los jóvenes, muchos de ellos de escuelas y barrios que pueden ser considerados rivales. "De pronto aquí no es una rivalidad, es algo nuestro", afirma el sacerdote.
En su viaje, el primero fuera de su país natal, los jóvenes hicieron presentaciones en el afamado Kennedy Center, así como en el auditorio del Banco Mundial. Este vídeo los sigue en su odisea musical, desde El Salvador hasta Estados Unidos.
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