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Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial
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Cuando se jodió el Perú”, se preguntaba Zavalita, el de “La Catedral” de MVLL, y es que en esa época, en la dictadura de Odria, también existía un Rasputín, un Montesinos, encarnado en el personaje Cayo Mierda. Había también un club de la construcción, que se adjudicaban las obras, con coimas de por medio y la ejecución corría, prácticamente, por cuenta del estado. Ese modus operandi, esa forma de latrocinio contra el estado, fue legalizado – no legitimado - por la constitución tramposa de 1992, la de Fujimori.
Desde entonces, los que cortan el jamón, los empresarios nativos y los de afuera, se abalanzan sobre los megaproyectos y nuestras riquezas solo para depredarlo, arrastrando con su gran poder económico, infestado de coimas, a los gobernantes de turno, tipos inescrupulosos, traidores, apátridas. Fujimori, Toledo, AG, Humala, PPK y KK, entre otros encopetados, pertenecen a ese club de corruptos, felones y vendepatrias. Si la justicia es justa, como dice el ladrón del chakano, estos debieran podrirse en la cárcel común.
Y estos ladrones de alto vuelo, que sin inmutarse reciben honores de jefes de estado y contritos cargan las andas del Cristo morado, son mentirosos y cínicos al palo. El peor delincuente, el violador desalmado, el despiadado asesino, cuando es llevado a la justicia, agacha la cabeza. Pero estos delincuentes, corruptos de la peor calaña, se enfrentan y no bajan la cerviz. Voy a defenderme como “gato panza arriba” decía el último de nuestros malhadados gobernantes. Yo nunca recibí un sol, balbucea el de “la plata llega sola”. Yo ni lo conozco al señor Barata, recita sin inmutarse, la KK. “Soy inocente” resopla el de la sonrisa cachacienta, Alberto “Kenya” Fujimori. Son agendas truchas, tartamuda la mujer de OH, el pobre hombre, y la que se hace la “muertita”, para pasar piola, “la tía regia”, la Villarán, es otra que pertenece al ponzoñoso club de los sobornados. Así pues, esta clase política, sus adláteres y operadores vienen saqueando nuestro erario nacional y el hombre pobre,
pobre, a decir de Vallejo, seguirá encandilado con los programas basuras, indiferente a los problemas nacionales.
Lo sucedido con PPK, es digna de las camorras sicilianas, de las mafias rusas, es la pieza faltante de Al Capone, es el capítulo final de la película aún no rodada de “El Padrino V”.
La jefa del partido de la mafia, con la sangre en el ojo, veía como uno a uno sus congresistas abandonaban sus filas, para pasarse al bando de la otra mafia emergente, liderado por su hermano, quien a su vez recibía instrucciones del patriarca de la gran mafia.
Viendo la jefa que su poder se debilitaba echo mano a las enseñanzas del tío Vladi y ordenó a sus secuaces tender una trampa. El escogido para el trabajo sucio debía llegar hasta las entrañas del monstruo y sus secuaces y desde allí grabarlo todo, al mejor estilo fujimontesinismo.
« Fue tan letal la emboscada que el cabecilla de los “avenger” y sus lugartenientes fueron pulverizados en el acto. »
No solo ellos, la otra familia, la de PPK, su aliado en sus correrías nauseabundas, como el indulto al jefe mayor de la otra mafia, también se vinieron abajo, a pesar de las lágrimas, diatribas y amenazas furibundas de la damisela, la mechita, la del Baguazo.
En el camino varios rostros están recogiendo sus pasos, temerosos de correr la misma suerte de los villancicos, de los avenger, quienes habían sido tentados con obras a cambio de votos para que PPK no sea desaforado. Por ejemplo, un congresista por Huancavelica, con antecedentes de tránsfuga, señalados por muchos como otro de los posibles desertores, de la noche a la mañana, se presentó en su pueblo con proyectos aprobados por el mismísimo PPK. Ese era el modus operandi de esta mafia, la compra de votos, el trasiego de voluntades, el comercio de conciencias. Igual que en antaño, cuando el jefe de la antigua mafia, el hoy indultado “Kenya” Fukimori, compraba congresistas con fajos de dólares, en la salita del SIN.
Nada ha cambiado en este Perú nuestro. Seguimos como en los años noventa, entregando los destinos de nuestra patria a verdaderos delincuentes, que en cada elección nos viene con cantos de sirena y ofrecimientos de lucha contra la corrupción. Hasta cuando el pueblo peruano no despertará de su marasmo. Hasta cuando las sanguijuelas, esos políticos ladrones, seguirán engatusando a los electores y nosotros entusiasmados por regalitos de ocasión seguiremos defendiendo y eligiendo a los pillos de siempre. Así pasa en las altas esferas y así también pasa en nuestros distritos y en nuestras provincias pobres. Esas escorias, están pegados como lapas en nuestra sociedad.