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Queremos expresar unas modestas palabras, para el maestro de los maestros, Luis Cánepa Pachas historiador chinchano, más grande de todos los tiempos. Luis Lorenzo Cánepa Pachas, que hoy estaría con nosotros si no hubiera partido a la eternidad cuando frisaba 83 años, en el año 2005. Y todavía habría festejado este año, el “I Centenario” de la creación del Colegio Nacional Pardo de Chincha, promulgada por la ley 2560, el 20 de Noviembre de 1917, por el Presidente José Pardo y Barreda, a la edad de 95. Cánepa Pachas fue ex alumno y profesor del otrora glorioso “José Pardo”, al que amó con todo corazón y se desveló por ella, formando muchas generación por más de 30 años, antes ocupar cargos directivos en los colegios de Chincha y Pisco.
El innato historiador Luis Cánepa Pachas, mezcla de 2 genes: italiano y nobleza Chincha, fue un humilde apóstol de la educación, que estudió en su tierra natal primaria y secundaria, para seguir estudios superiores en Lima: Pedagógico Nacional, PUCP, y la UNMSM. Fue el primer director del colegio nacional “9 de Diciembre” de Chincha, y posteriormente llegó a ser Director del Colegio Nacional José de San Martín de Pisco, para luego ser Director del Núcleo Educativo Comunal de Pisco, hoy UGEL. En su tierra ocupó diversos cargos, desempeñándose con mucha eficiencia.
Siendo regidor de la Municipalidad Provincial de Chincha fue el verdadero promotor y padre del “Verano Negro de Chincha”, incluso disponiendo parte de su haber para lograr su objetivo cuando nadie quería contribuir para su promoción y puesta en valor el arte de la raza negra, hasta entonces no tomada en cuenta, como nos refiriera su esposa Rosa Floríndez Patiño, después de su muerte.
Quizás, por esa razón el maestro un día nos preguntó, ¿por qué tanta pompa por la celebración del “Verano Negro”, e incidió ¿por qué razón se daba tanta resonancia a un personaje voceando como padre del evento? En fecha posterior supimos la verdad. Algo parecido sucede con Adolfo Peschiera Gonzáles que promovió por el diario Correo a Amador Ballumbrosio, gran artista del ritmo negro, para ser reconocido a nivel nacional. La mezquindad intelectual no le reconoció los méritos al excepcional periodista Adolfo Peschiera Gonzáles. Unos son los pioneros de la luchas, otros se llevan la gloria. A la muerte de Cánepa todos son padres del “Verano Negro”.
El maestro Cánepa trabajó mucho por su pueblo, sacrificando casi siempre sus días de descanso. Bregó por la cultura, deporte, educación y desarrollo de Chincha. En el campo intelectual publicó más de una decena de obras, casi todo sobre Chincha, cuyos contenidos “son productos de la investigaciones e indagaciones hechas en las bibliotecas públicas y particulares a las que tuvo acceso”, como menciona en la introducción de su segunda Monografía de Chincha, que apareció en 1984.Sus obras no alcanzaron la celebridad, porque en aquellos tiempos los escritores se olvidaban poner las fuentes y citas, que en la actualidad son relevantes. Pero la lectura de sus textos son fuentes de mucha trascendencia e importancia para los estudiosos, y demuestran investigación realizada con mucho tino. Don “Lucho”, como se le conocía tenía un perfecto dominio del tema, y cuando se les visitaba podía relatar la historia de Chincha todo el día, nunca se cansaba, tenía una memoria bárbara.
En mérito a su sapiencia y ser el verdadero apóstol de la educación en Chincha, el colegio de Nuevo Ayacucho, ubicado en la parte norte del distrito de Grocio Prado, lleva su nombre. El distinguido maestro Luis Cánepa Pachas jamás estuvo mezclado en actos de corrupción. Murió humilde y pobre como tantos hombres honestos, con honor y dignidad comprobada. Jamás hemos escuchado vanagloriarse de sus obras, ni demostró soberbia. Fue sencillo y abnegado con todos. Casi todas los días atendía en su casa, sin cansancio ni demostrar rubor a los estudiantes de los colegios que iban por la historia de Chincha. Dio cátedra en su casa como en el colegio Pardo.
Un día nos contó la historia de la carapulcra y de la sopa seca, y del matrimonio de las hijas del cacique Pachas de Chincha. Sobre esto ya hemos adelantado algo para aclarar a los farsantes.
Su esposa, noble como él maestro, la señora Rosa Floríndez Patiño, a pesar de su edad, y su hija, Rosa, al igual que el papá atiende todavía en la calle Ica, a 2 cuadras de la Plaza de Armas de Chincha. Además Luis, Martha y Margarita tienen parecidos dones que don Lucho.
Quienes hemos sido sus ex alumnos, y testigos de su honorable y recta vida, no podemos callar la historia del eximio maestro, que marcó una historia diferente al colegio Pardo, al igual que su hermano Juan. Debemos también decir, que la generación posterior es tan ingrata con el maestro de los maestros, Luis Cánepa Pachas para Chincha fue como José Antonio Encinas para Puno. Chincha tiene una deuda con el maestro, con su infatigable historiador. Se debe colocar un monumento en memoria del más grade historiador chinchano. Les damos la iniciativa, a ver, si la promoción del centenario del Colegio Pardo se acuerde de él, y siquiera se acuerden de reeditar sus mejores obras, para crear la conciencia de identidad chinchana que viene perdiéndose ante la presencia de muchos cadáveres andantes. El olvido sepulcral es condenable, peor si es por envidia. Y de otro lado su morada debe ser considerado patrimonio cultural de Chincha..
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