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Un súbito ladrido me despertó en la madrugada. Tembloroso deslicé la improvisada cortina sobre el acantilado que nunca me atreví saltar y resignado, fui hacia la puertezuela de lienzo, al abrir nuevamente estaba Claudia.
Acaricié su belleza como tantas veces y ella, sin resentimiento me correspondió con más cariño, como cuando nos conocimos en el parque. Temiendo no contentar sus refinadas exigencias, al mediodía fuimos al mar, huimos de una jauría de perros y con trampas volví abandonarla en el parque donde supongo es feliz.
Abatido y culpando mi extraña forma de vida, retorné al acantilado. Al anochecer de luna llena, entre hojas secas y espinas venenosas, dormitando escuché unos ladridos hasta transformarse en lúgubres aullidos. Ahora que escribo este Diario, me pregunto, ¿Fue un sueño o simplemente existe Silvia?
© David Auris Villegas. Escritor, poeta, columnista y pedagogo peruano. Teórico de la educación alternativa para el desarrollo sostenible.
@davidauris |
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