El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Negritos del distrito de Marcas, provincia de Acobamba, departamento de Huancavelica, que se celebra en Navidad, por expresar la memoria histórica de los vínculos económicos y culturales entre el distrito y sus centros poblados, así como por ser un vehículo de identidad local.
Mediante una Resolución Viceministerial publicada hoy en el boletín de Normas Legales del diario oficial El Peruano, se indica que las danzas conocidas como Negritos, con su multitud de variantes, forman parte de un género de danza muy difundido en la región andina, en el que coinciden motivos de fuentes muy diversas y que podría resumirse en dos órdenes.
El primero es la presencia de pobladores de origen africano, que llegaron con la implantación del régimen colonial en calidad de mano de obra esclava. El segundo derivaría de la difusión de danzas españolas en las que se representaba al musulmán de piel oscura, ya sea como infiel enemigo o como converso, caracterizado con trajes lujosos y en ocasiones con máscaras de expresiones feroces, como las danzas de moros y cristianos y las de turcos. En todas estas versiones, estas representaciones están plenamente integradas no solo a la ritualidad cristiana sino a la derivada de la cosmovisión andina.
Distrito de Marcas, Acobamba.
En el caso de los Negritos de Marcas, es claro que el referente es el contacto con población afrodescendiente, por la relación histórica de la región con las haciendas costeñas en lo que son actualmente el sur de la región Lima y el norte de la región Ica, cuando el corregimiento de Huancavelica, cuya administración giró alrededor de la explotación del yacimiento minero de Santa Bárbara, fue no solo el centro de explotación de la mano de obra nativa por el sistema de mita, sino también el polo de un movimiento comercial a través de las redes de arrieros y sus recuas de acémilas.
En Acobamba, y en concreto en el distrito de Marcas, esta representación está marcada por la presencia de arrieros a quienes la tradición oral describe como de origen afrodescendiente, y que llevaban a esta región productos como vino, cachina, aguardiente y frutas a lomo de mulas y caballos.
En esta trayectoria hacían varios descansos en el camino, siendo uno de estos sitios el anexo de Chontas dentro del actual distrito de Mar, donde eran recibidos por los lugareños con comida, bebida y música. En una región donde dominó por largo tiempo el sistema de haciendas, desde el apogeo económico de la colonia hasta el primer siglo de vida republicana, tal recepción festiva era también una forma de legitimación por parte de los hacendados de la región.
Fiesta en honor al Niño Jesús
Marcas es uno de los siete distritos de la provincia de Acobamba, región Huancavelica. Entre sus tradiciones destaca la fiesta en honor al Niño Jesús, protagonizada por el cuerpo de bailarines conocido como Negritos, que se considera se originó en el anexo de Chontas, donde pernoctaban los arrieros, pero su popularidad hizo que, al menos desde mediados del siglo XX, formara parte de las celebraciones navideñas de la misma capital del distrito.
Dada la importancia de la fiesta de la Navidad en el distrito de Marcas, sus preparativos se dan en fechas muy anteriores a diciembre. La primera es la faena conocida como yantakuy, acto de invocar, previo consentimiento en asamblea comunal, a los jóvenes varones para participar en la faena de acopio y traslado de leña, para la preparación de las comidas de Navidad, acto que se realiza entre los meses de julio y agosto. Usualmente se tala para el caso un árbol de molle, de qasi o de eucalipto, actividad que se acompaña con invitación de hojas de coca, cigarrillos, licor de caña caliente y chicha de jora, y de un almuerzo con platos de ocasión. El tronco es leñado y apilado en una suerte de competencia entre los participantes, llamada yantapilay.
El segundo acto se da en noviembre, y es llamado yuyachikuy, acto de visita de los mayordomos a sus colaboradores para confirmar su compromiso con la fi esta, con pequeños presentes como t’anta wawas, e invitaciones de chicha u otro licor. Entonces se elige a cuatro caporales, encargados de guardar el orden en el desarrollo de la fiesta.
En los primeros días de diciembre se hace una segunda visita formal, el yaykupaku o tiyarikuy, en que el mayordomo visita la casa de los donantes que se hayan comprometido en aspectos específicos como la contratación de músicos, la donación de animales y alimentos en general o de efectivo, y una nueva indumentaria para la imagen del Niño. En los días anteriores al inicio de la festividad se hacen diversas actividades para la preparación de comidas y bebidas, el aqakuy o preparado de chicha y el acopio de animales, y finalmente el arreglo de un pesebre con musgo paja y hierbas, donde será colocada la imagen del Cristo recién nacido.
La Navidad en el distrito de Marcas se celebra del 24 al 27 de diciembre. El primer día es llamado entrada, que inicia al mediodía del 24, con una concentración en la casa del mayordomo de entrada, donde se recibe a los músicos y se invita a todos a un almuerzo de camaradería.
Mayordomos, autoridades e invitados van al sitio de Pukaqaqa (“peñón rojo” en quechua) donde los bailarines se visten con sus trajes característicos y se dirigirán hacia a la plaza principal de Marcas. Se presenta a ritmo de pasodoble la cuadrilla de Negritos, compuesta por los rasos, el raso, los guardias mayores y los negritos, mientras los cargos principales aparecen a caballo, trayendo bebidas y viandas, en particular vino y sandía, en una representación de la llegada de los arrieros con productos costeños, que serán repartidos entre los presentes, con quienes se hace un brindis.
Los negritos y otros invitados instalan carpas en la plaza para pernoctar hasta la medianoche, cuando nace el Niño Jesús. En este momento todos salen a entonar cánticos de devoción, momento todos salen a entonar cánticos de devoción, dirigiéndose a la Iglesia, y una vez dentro de ella, ante la imagen del Niño Jesús se realiza un acto solemne de juramentación de todos los participantes en la fiesta, entre mayordomos, despenseras, cocineras y demás colaboradores, de cumplir con sus labores respectivas durante los días de celebración.
En la primera hora de la madrugada siguiente, el mayordomo de entrada hace entrega formal de cargo al mayordomo de entrada hace entrega formal de cargo al mayordomo del día central de la fiesta de Navidad, el 25 de diciembre.
Los negritos aparecen en la Iglesia a las 3 de la mañana, donde hacen el abrazanakuy, acto de adoración al Cristo recién nacido. Este acto dura hasta las 6 de la mañana. A esta hora se realiza el alba, acto de visita a mayordomos, autoridades y devotos, a modo de saludo por la celebración. Los mayordomos invitan a un desayuno general, luego del cual se procede a la instalación del mesa mastay en el frontis de la iglesia donde está la imagen del Niño Jesús.
Tras la misa de las diez de la mañana, los negritos declaman un discurso sobre la historia de Jesús, con énfasis en su nacimiento, momento en que se entona una canción, y que continúa hasta su crucifixión, historia cuyos narradores han aprendido de la tradición oral.
Terminado este discurso, los negritos danzan ante el Niño Jesús con diversos pasos coreográficos como el baile de cuadrilla, paso doble, tacón de palo, trenzado de látigo y otros. En la tarde participan en el llamado concurso de tacón de palo, competencia de zapateo entre los negritos bailarines. Al final, el raso mayor convoca a los negritos a formar comisiones para el recojo de víveres para las actividades del día siguiente.
En la madrugada del 26 de diciembre los negritos comisionados van a las casas de los donantes a recoger los alimentos recabados de éstos para enviarlos al mayordomo, quien los recibe con el taripakuy, invitación de chicha de jora y licor de caña. Lo recabado se usará para la preparación del rancho o wiqsamichiy, que podría traducirse como “hartarse” pero que se usa como sinónimo de “comer dos veces”.
Este es un almuerzo general que se ofrecerá durante la tarde, con un primer convido que hacen los negritos al público en general, seguido de un segundo convido de parte de los mayordomos a los negritos, y por último a los donantes. Los negritos ejecutan su danza en medio de estos actos de confraternidad, anunciando las actividades del día siguiente.
El día 27 es del llamado avío o despedida. Los negritos, acompañando a los mayordomos, recorren las calles principales desplazándose en dos hileras. Alrededor de las 9 de la mañana, el mayordomo prepara las wallqas, collares hechos de frutas, panes y a veces quesos, para todos lo que hayan participado en la fi esta. A las tres de la tarde inicia un pasacalle partiendo del domicilio del mayordomo, pasando por las calles principales del distrito o anexo, para retornar al punto de partida, como conclusión de la celebración de Navidad.
Danza
Los negritos como cuerpo de danza están organizados en una jerarquía de personajes encabezados por los rasos mayores, primero, segundo, tercero y cuarto, dos guardias mayores y el conjunto de negros.
Los rasos mayores coordinan la secuencia de los temas de música y los pasos de baile, valiéndose para el caso de una matraca o salsaka muy sonora. La vestimenta base del raso mayor consiste en un camisón y una falda blancos, adornada ésta con una cinta multicolor, pantalón negro de vestir, una máscara de cuero negro o a veces blanco, con barba de pellejo del mismo color y ojos de vidrio, llamada qara uya, un sombrero o chuku de paño rígido profusamente decorado con bordados, espejos, flecos y cintas, y coronado con un voluminoso arreglo de plumas teñidas de colores llamadas quriqinti. En las manos lleva quñimaki o guantes de lana de colores, un pañuelo o makaypicha en la mano derecha y siqu o zapatos negros.
Los guardias mayores, que son el guardia mayor y el guardia mayor segundo, velan por la disciplina del grupo y la calidad de la ejecución musical. Dan fuertes voces de mando para el paso de una tonada a otra y el cambio de paso respectivo.
Se caracterizan como los demás por el mismo tipo de máscara de cuero, pero en cambio visten con una camisa blanca, un pantalón de montar, igualmente blanco con aplicaciones en los costados, corbata, chumpi o cinturón adornado con cintas, espejillos y flecos dorados, un saco igualmente decorado, con dos espejos cosidos en la parte delantera y uno más grande en la espalda, orlados con bordados y blondas, guantes tejidos de lana de colores, una manga de tela con hileras de campanillas o chanraras plateadas a la altura de las pantorrillas, borceguíes negros de montar con espuelas, en la mano un chicote, látigo de cuero con mango de madera, y llevan al hombro una vinajera y un bolso de cuero.
El sombrero es llamado macora, de paja tejida con el ala delantera levantada, con el profuso plumaje de rigor y un número igualmente copioso de cintas o lapicho de colores, incluyendo la bicolor peruana, cayendo por la espalda.
La música de la danza Negritos de Marcas es interpretada por un trío de instrumentos, siendo el violín el que interpreta las tonadas, con la apoyatura rítmica de una tarola, tambor pequeño que hace el redoble, y un bombo de sonoridad más grave, que marca el compás. Este conjunto acompaña al conjunto de negritos en toda su coreografía, así como también las actividades de los mayordomos, como las visitas formales y convites.
Este trío interpreta una serie de tonadas navideñas, acompañando todas las presentaciones de los negritos, como el yaykumuna, para la entrada; mallichi, para la instalación de la imagen del Niño Jesús; atipanakuy, para el acto de alabanza; yupaychana, para el de veneración; quyquna chakina para el día de Pascua, yaykumuna, para el pasacalle, kichkana o reto de subida al cerro, el Jesús riksina o lectura en voz alta de la historia del niño Jesús, iskaymanta o paso doble, marinera, mikuna o convido, karamusa para el avío o despedida, entre otras, haciendo un total de veinte tonadas distintas.
Un elemento particular de la danza Negritos de Marcas son los cantos en quechua entonados por el conjunto de bailarines, que aluden por un lado al trabajo en las haciendas costeras en las que se cultivaba algodón, cañas y vides, bajo un régimen que se describe como opresivo, por las frecuentes menciones al maltrato simbolizado por el uso del látigo, proclamando además su liberación de tal explotación. Junto con estos cantos, están los versos dedicados al Niño Cristo nacido en Belén, razón de su partida hacia la sierra a rendirle tributo con su danza y su canto como negritos.
Las canciones también aluden a los pasajes bíblicos de la Anunciación y la adoración de los pastores, y por otro lado al paisaje local, como los cantos a la flora o fauna.
Seguimiento
La norma encarga a la Dirección de Patrimonio Inmaterial en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huancavelica y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso.
El dispositivo legal lleva la firma de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Leslie Carol Urteaga Peña.
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