Por: Luis E. Forero Medina - Abogado/Especialista en Saluderecho |
---|
Uno de las funciones exclusivas del Ministerio de Cultura es la de realizar acciones de protección y conservación del Patrimonio Cultural de la Nación; sin embargo parece que se le fue de las manos esa responsabilidad, y la riqueza que dejaron los antepasados están siendo amenazada en perjuicio de las generaciones.
Hasta mediados del siglo XVIII, Lima, la “Ciudad de los Reyes”, fue la urbe y capital más importante de los dominios españoles en América del Sur; por lo que quedaron en pie muchas edificaciones tipo europeo y sin sus propietarios, algunas fueron invadidas, otras destinadas como vivienda temporal de población vulnerable; o en el peor de los casos solas. Abandonadas las construcciones, lo más difícil para la municipalidad es determinar el nuevo uso y sostenibilidad del inmueble, pues detrás de eso normalmente hay numerosos pleitos judiciales pendientes.
Aunque desde 1991 el Centro Histórico de Lima fue declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, este sector sigue sin ser objeto de cuidado y restauración por parte de las autoridades respectivas. Como una medida prioritaria se ha propuesto que el centro histórico se declare en emergencia, pues muchas edificaciones, cerca del Palacio de Gobierno y la catedral, amenazan con derruirse.
Declarar un sitio como Patrimonio Mundial, significa que el referente país corre con los gastos del mantenimiento de ese lugar, que ya no pertenece a la Nación donde se halla, sino a toda la humanidad.
Un recorrido por varios de estos lugares es el espejo del desgreño oficial en preservar esta riqueza patrimonial. Huaca Mangomarca, en el distrito de San Juan de Lurigancho, la huaca Tambo Inga, en el distrito de Puente Piedra; la zona arqueológica monumental Huaycán de Pariachi, en el distrito de Ate Vitarte; la Quinta de Presa, ubicada en el antiguo barrio de Malambo, en el distrito del Rimac y la Quinta Heeren de los Barrios Altos.
El Complejo Arqueológico de Mangomarca, conocido como la Huaca de Mangomarca, que abandonado hace décadas; sin embargo siempre está en los planes para recuperarlo y ponerlo en su valor.
Huaycán de Pariachi, fue objeto de un intento de invasión, del cual quedaron habitantes viviendo a sus alrededores. Proliferan bares, chichodromos, clubes nocturnos, hostales y pollerías. El sitio histórico suele permanecer sucio. La Quinta de Presa, monumento histórico desde 1972, se cayó al piso hace unos años, y el Ministerio de Cultura ni se conmovió. Este monumental lugar en el Rímac, donde todas las casonas son antiguas, es la única casona de estilo barroco francés (rococó) en el Perú.
La Quinta Heeren de los Barrios Altos, cuya entrada pública permanece cerrada, se halla habitada por personas que llegaron hace un tiempo, para quedarse aún con el rechazo vano del Ministerio de Cultura. Entre 1890 y 1930 esta Quinta compuesta por un conjunto de emblemáticas casonas de estilo europeo, fue la sede de varias embajadas. Esta presea de la arquitectura, está inmersa en un territorio de balcones sombríos, y continua zozobra de los visitantes, presuntamente por la inseguridad, cuando comienza a oscurecer. No han faltado los planes de renovación urbana y espacio público de este sitio, que siguen sin evolucionar.
Si estas casonas no tienen dolientes, mucho menos las estatuas o monumentos ubicados en vías públicas; más duran en embellecerlas que en lucir rayadas, decoloradas, corroídas , sucias, despojadas de aditivos y materiales como bronce, granito, mármol; y hasta los convierten en bar improvisado, y baño público. De la noche a la mañana a los héroes les roban las coronas y laureles; y los dejan tuertos o mancos.
De los 13 Bustos de incas en la avenida Manco Cápac, los amigos de lo ajeno se llevaron una docena. Sobre el particular no se conoce ninguna acción sancionatoria del Ministerio de Cultura ni de las municipalidades, que practicarían una política indiferentista sobre los monumentos nacionales. El cuidado y restauración se hace más urgente, si se tiene en cuenta que las esculturas de metal o piedra, se deterioran mucho más por estar al aire libre. Según se logró establecer, el Ministerio de Cultura ni las municipalidades cuentan con datos exactos de mantenimientos realizados a Monumentos.
Como reacción a ese espectáculo grotesco a espaldas de las autoridades, el Ministerio de Cultura acaba de lanzar una campaña para que en forma anónima a través de una aplicación, se denuncie cualquier daño que se le esté haciendo a algún Bien Cultural. Así mismo se prevé la vinculación de varios restauradores y auxiliares, para que encarguen de embellecer los monumentos y sitios históricos en todo el país.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha señalado que en Perú en esta materia “se necesitan políticas participativas y de largo plazo”.
@luforero4
Recibe las últimas noticias del día