El Gobierno de Dina Boluarte cumplió siete meses con gran rechazo de la ciudadanía, más en el centro y sur del país, por su mal desempeño en la crisis política, con muertes en las protestas, y deficiente gestión, según coinciden especialistas. Dejar el poder o dar un giro esencial aparecen como sus alternativas.
“Desde el 2016, tenemos más discursos de 28 de julio de presidentes que asumieron por sucesión que de elegidos para el cargo. La tendencia era que los presidentes por sucesión (Vizcarra y Sagasti) fueran mejor evaluados que los elegidos como tales (Kuczynski y Castillo). Boluarte rompe esa tendencia”, nota el politólogo Jorge Aragón, profesor de la Universidad Católica (PUCP) e investigador del Instituto de Estudios Peruanos.
“Llega al 28 de julio sin nada que celebrar y posiblemente pensando más en cómo librarse luego de responsabilidades políticas y penales por las masacres. Su figura y palabra están tan deslegitimadas que ningún discurso ni ofrecimiento podrían reparar el enojo y agravio”, dice el antropólogo César Nureña, docente de la Universidad de Mayor San Marcos (UNMSM).
“Algunas razones son iniciar anunciando mando hasta 2026 sin mencionar acción para salir de la crisis política, su inadecuado manejo de conflictos sociales, la carencia de interlocutores válidos para construir consensos o acuerdos políticos y la percepción ciudadana de una capacidad de gestión limitada o ineficiente ante los principales problemas”, aduce la politóloga Rubí Rivas, profesora de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), PUCP y UNMSM.
“En todas las zonas, su reprobación crece. En el centro y sur es mayor por las represiones. La población tiene en su memoria las muertes que no se investigan de modo célere. Otras causas son la ausencia de la figura presidencial en esas zonas y que la imagen de mujer humilde identificada con el pueblo se desgastó pronto, en parte por sus pésimas declaraciones”, alega el sociólogo Mario Berrios, docente de las universidades de San Agustín (UNSA) y Católica de Santa María, en Arequipa.
“Ese mayor rechazo es por la percepción de que es usurpadora, pues allí tuvo más votos Pedro Castillo. Además, están sus declaraciones como ‘Puno no es el Perú’, el continuo abandono a regiones pobres, el descuido a la agricultura, las protestas con muertes y la frustración de la renuncia exigida por protestantes que no se da”, señala la socióloga Marisol Condori, profesora de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), en Junín.
“Son varios los factores de su desgaste: inadecuada forma de gestionar, clara coalición con el Congreso, cómo afrontó las protestas con el saldo de asesinatos que implica desconocer derechos humanos. Lima, el centro y oriente tienen tendencia a seguir aumentando la desaprobación. En el norte y sur parecería reducir relativamente”, repara el antropólogo Juan Gamarra Nieto, profesor de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT).
Qué hacer
Pocas alternativas tiene Boluarte: dejar el poder o dar un gran giro difícil de creerlo factible.
“Las posibilidades de revertir son escasas o nulas. Pasan por su renuncia y la convocatoria a nuevas elecciones generales. Mientras, este 28 de julio, podrá hacer muchas cosas, pero difícilmente podrá salir a la ventana o a la calle”, considera Aragón.
“No hay provecho en quedarse donde nadie lo quiere. Por el bien del país, debería negociar y anunciar su pronta salida. Es eso o que ella continúe viviendo a salto de mata, arrastrándonos a todos a sufrir un mayor deterioro de la situación sociopolítica y económica”, dice Nureña.
“Debe convocar a distintos actores políticos y de la sociedad civil. Mientras más plural la convocatoria, hay mayor posibilidad de llegar a una agenda mínima que determine la hoja de ruta del Gobierno, para dar rasgos de consensos, desprendimiento y voluntad de dar salida a la crisis. Y a un nuevo gabinete de emergencia con políticos y técnicos para el cumplimiento de la hoja de ruta”, aduce Rivas.
“Como fuere, su permanencia es indispensable para la continuidad del Legislativo, donde quieren quedarse. Otra vez, el pueblo tendrá un rol fundamental en las próximas marchas para obligarlos a hacer algo: adelantar elecciones generales al 2024. En caso contrario, seguiremos gobernados por una dictadura de votos”, advierte Berrios.
“Debe hacer mea culpa y tomar acciones para una reforma electoral que garantice democracia y transparencia, designar ministros competentes y con catadura moral; estrategias para lograr más y mejores inversiones con reglas claras y desarrollo sostenible; atender la agricultura y problemas sociales urgentes; y estrategias para prevenir y enfrentar impactos de El Niño y la falta de agua”, anota Condori.
“Debería dar un paso al costado y llamar a elecciones. Es poco probable que lo haga. Depende de una coalición que le ayuda a mantener el cargo. Tampoco dejamos de lado las investigaciones que pesan sobre ella y su gobierno, entre ellas las muertes en las protestas”, dice Gamarra.
Son análisis que pueden considerarse para superar la crisis.
Reacciones
Mario Berrios Espezúa, sociólogo (UNSA, UCSM)
“En el sur y centro es mayor la reprobación por la represión. La población tiene en su memoria las muertes que no se investigan de modo célere. Además, falta presencia del Ejecutivo y su imagen se desgastó”.
César Nureña, antropólogo (UNMSM)
“Llega sin nada que celebrar y pensando cómo librarse de responsabilidades de las masacres. Está muy deslegitimada. El rechazo se retroalimenta hoy con otros problemas, principalmente económicos”.
Juan Gamarra Nieto, antropólogo (UNT)
“Se desgasta por su inadecuada gestión, coalición con el Congreso, cómo afrontó las protestas con asesinatos. En Lima, centro y oriente crece la reprobación. En el norte y sur parecería reducir relativamente”.
Jorge Aragón, politólogo (PUCP e IEP)
“La desaprueba más del 80% en toda zona, excepto Lima, donde es 75%. Las razones son múltiples y las posibilidades de revertir, escasas o nulas: pasan por su renuncia y convocar a elecciones generales”.
Marisol Condori, socióloga (UNCP)
“Ese mayor rechazo es por percibirla usurpadora, sus declaraciones contra regiones, el abandono a zonas pobres y la agricultura, las protestas con muertes y la frustración de la renuncia exigida”.
Rubí Rivas Cossio, politóloga (UARM, PUCP, UNMSM)
“Tres hechos marcan la reprobación en sur y centro: el manejo de conflictos y la protesta; el fenómeno El Niño, que evidenció problemas de corrupción y gestión; y acumulación de demandas incumplidas”.
Tasa de aprobación y desaprobación
Fuente: La Republica
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