Por: Ferrer Maizondo Saldaña |
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Zapateando al ritmo del violín se celebra la navidad en Huachos, los varones sonaja en mano, las damas con coloridas azucenas.
Dos barrios compiten en el zapateo, Barrio Arriba y Barrio Abajo. La noche del 24, conocida como la noche del encuentro, es un recorrido acompañando al Niño Dios del Belén al templo.
El 26, llamado el día de la competencia, los zapateadores, hombres y mujeres, muestran lo mejor de su arte. Sonaja en mano, guiados por el pastor sale el danzante; una vuelta al ruedo, se para frente al violinista, capta el sonido y empieza el zapateo.
En los intervalos del zapateo los bailarines relajan su tensión, burlándose preferentemente de quienes no bailan.
En estos días de zapateo, bullicio, cánticos, brindis y competencia, el lenguaje, el orden y la jerarquía se trastocan, se marean. En la navidad huachina lo serio y lo cómico se confunden. Con un tono agudo y haciendo gestos los bailarines expresan en castellano o quechua su burla en voz alta:
Los pastores de ambos barrios son personajes de fuerte y elegante zapateo, y cuando convocan que los bailarines de su comparsa presten atención al ritmo del violín, expresan:
Zapatear en la navidad huachina requiere tener buen oído; sobre todo, atender la intensidad y duración del sonido del violín. Al frotar las cuatro cuerdas de este instrumento se genera un sonido parecido al grito de la vicuña, razón por la que el pastor lo llama:
Si algún bailarín está zapateando sin sacudir adecuadamente la sonaja, le recordarán, desde diversos ángulos:
Luego de zapatear y disputar durante toda la noche, varones y damas de ambos barrios, se abrazan de manera conjunta, se desean las buenas pascuas y hacen una sola ronda que desborda el atrio. Al abrazo pascual es a las cinco de la mañana en el atrio de la iglesia. Y, para que todos den vuelta a la ronda, el pastor ordena:
El zapateo necesita espacio y comodidad, cuando alguna persona estorba o distrae la atención del bailarín, éste le reclamará:
Agotados de tanto zapateo, los balilarines reclaman un poco de aliento, unas copas para energizar el cuerpo y el ánimo, un calientito:
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Finalmente, luego de cada zapateo al ritmo de pascua caminero, con la ropa salpicada de barro, protegidos por la niebla, impulsados por el trago, cantan y algunos lloran recordando al hermano ausente o padres que descansan el sueño eterno.
“Unos se encuentran
en pueblos extraños,
otros olvidados
bajo la tierra”
Todos invocan una plegaria al Santo Patrón.
“San Cristóbal de Huachos
bendice pues a tus hijos
diciendo que regresen
al otro año como hoy día”
Ferrer Maizondo Saldaña huachosperu@gmail.com
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