Para evitar que las autoridades detectaran el desvío de fondos públicos de la municipalidad distrital de Anguía, el alcalde Nenil Medina Guerrero recurrió a regidores, funcionarios y servidores, además de familiares, amigos y pobladores de la zona.
Entre otras finalidades, parte del dinero era para su propio beneficio y también lo usaba para invertir en esquemas de corrupción: el direccionamiento de obras públicas.
Durante la intervención en los lugares donde residía Nenil Medina, el Equipo Especial que coordina el coronel PNP Harvey Colchado Huamaní encontró comunicaciones con al menos una veintena de personas, a las que instruyó que hicieran transferencias de dinero.
Se trata de una frecuente modalidad criminal para evitar el rastreo del origen de los caudales, en este caso, robados del presupuesto de la municipalidad distrital de Anguía, uno de los distritos más pobres del país.
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En el 2019, desde que Medina asumió la alcaldía distrital, el presupuesto municipal fue de 9,5 millones y en el 2020 alcanzó los 21,1 millones. Pero se redujo a 10,1 millones en el 2021 (monto definido durante el gobierno de Francisco Sagasti).
Sin embargo, gracias a su íntima amistad con el presidente Pedro Castillo, Medina consiguió el financiamiento del Ministerio de Vivienda de 5 proyectos por 9,6 millones de soles, y de una obra de 19,5 millones de soles cubierta por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Es decir, en el 2021 manejó un presupuesto de 39,2 millones, de lejos uno de los más altos entre los distritos cajamarquinos.
Además, por su estrecho vínculo con el mandatario Castillo, Nenil Medina consiguió subir su presupuesto de 10,1 millones de soles, en el 2021, a 19 millones de soles en el 2022.
En este año, Medina y sus cómplices estaban preparándose para ejecutar una segunda fase del latrocinio de fondos públicos, cuando el Equipo Especial de los Fiscales contra la Corrupción intervino con celeridad al burgomaestre de Anguía, sin darle la oportunidad de desaparecer evidencias.
Robando a los pobres
La información sobre desvíos de fondos públicos encontrada entre las pertenencias de Nenil Medina Guerrero ha sido confirmada por el empresario Hugo Espino Lucana, desde que se convirtió en su colaborador cercano en el 2019.
Espino estaba enterado del esquema de corrupción de Medina porque él se benefició con los pagos ilegales del alcalde de Anguía para fraguar las licitaciones.
En efecto, Hugo Espino se quedó con una obra de 3 millones de soles, a cambio de pagarle el 10% al alcalde Medina, y se preparaba para conseguir otras aprovechando su cercanía a Palacio de Gobierno, más precisamente de la primera dama Lilia Paredes Navarro y su hermana Yenifer Paredes Navarro.
Si se aplicó el mismo esquema corruptor en la adjudicación de las 6 obras públicas que el presidente Castillo autorizó para Anguía, y si Nenil Medina cobraba un 10% por cada obra, es muy probable que haya cosechado coimas por un valor cercano a 2,8 y 3 millones de soles. Solo él. La ganancia de los empresarios es mucho más considerable. Las 6 obras suman cerca de 30 millones de soles.
Nenil Medina asignó las obras a cambio de sobornos a los empresarios que habían financiado su campaña y a los que luego también contribuyeron económicamente en la candidatura de su paisano y amigo Pedro Castillo. Todas las constructoras que obtuvieron contratos de una u otra manera aportaron a las campañas electorales, como los hermanos chotanos Yonel y Samuel Díaz Gálvez, propietarios de Asiel Ingeniería y Construcción.
La mano del chotano
Desde el inicio de la gestión de Nenil Medina, los hermanos Díaz Gálvez comenzaron a ganar cuanta licitación se convocaba en Anguía. Entre 2019 y 2020, consiguieron contratos por 4,6 millones. Y en el 2021, ya con el gobierno del amigo del alcalde, Pedro Castillo, los hermanos Díaz Gálvez agarraron 2 contratos más por un total de 5,5 millones de soles. En total, con Nenil Medina, los hermanos Díaz Gálvez recibieron adjudicaciones de obras por 10,1 millones de soles.
Fue el empresario Hugo Espino Príncipe quien delató a los hermanos Díaz Gálvez, a quienes conocía perfectamente porque eran parte del esquema de corrupción.
Esto es lo que dijo Hugo Espino a la Fiscalía: “Yonel Díaz Gálvez y Samuel Díaz Gálvez, quienes son hermanos y contratistas, también depositaron dinero a mi cuenta por orden de Nenil Medina Guerrero, ya que ellos apoyaron en la campaña para su candidatura al alcalde (Medina). Y este en forma de retribución le dio varias obras a su empresa que se llama Asiel Ingeniería (y Construcción)”.
Samuel Díaz Gálvez y Yonel Díaz Gálvez.
Hugo Espino confesó que esa práctica de Medina de desviar fondos la descubrió en el primer año de gestión, cuando él mismo participó del esquema corrupto. Así lo dijo: “Desde 2019 he venido recibiendo y realizando depósitos de diversas sumas de dinero por órdenes y coordinación de Nenil Medina, proveniente de la municipalidad distrital de Anguía, a través del tesorero, Rony Irigoin Vásquez”.
Los dineros que recibía Hugo Espino de la municipalidad de Anguía luego se los entregaba en efectivo a Nenil Medina. Las transferencias las inició el tesorero Irigoin, pero luego siguieron otros personajes:
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. El regidor Alindo García Olivera.
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“Quiero dejar en claro que todos estos dineros se los entregué de forma personal a Nenil Medina”, precisó Hugo Espino.
Robaba los fondos de Anguía, uno de los distritos más pobres del país.
Datos
Metodología. El caso del distrito de Anguía confirma la existencia de un patrón de corrupción que suele repetirse en distintos lugares del país.
Actividad. Empresarios financian las campañas electorales de los candidatos y, si este resulta elegido, retribuye el gasto mediante la asignación de obras públicas. Del total del proyecto, el alcalde se queda con el 10%, también llamado ‘diezmo’. Lo demás va a manos de los empresarios.
Para el 2021, el presupuesto de Anguía era de solo S/ 10,1 millones. Pedro Castillo le dio casi S/ 30 millones más para obras públicas.
Articulo publicado inicialmente en La República.
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