¡Nos habíamos amado tanto! Que, al despertar; apenas sobrevivieron inmarcesibles gemidos ocultos en la intangible provincia del recuerdo, publicitando un ilusorio encuentro, pactado por nuestros antepasados magos.
Extrañamente una flor amarilla con aroma a arándanos, estampada al centro de una túnica oriental, devorados por el tiempo, flotando a promesas mortales; pendían desde aquella profanada torre medioeval, soñada por nosotros; a donde muchos enamorados, intentarán escalar por una secreta escalera, para descifrar la enigma de nuestro sublime e inmortal amor, escrita en tipografía gnóstica, apenas imaginado al acostarnos.
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@davidauris |