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Obesidad, mejor no hablar

SALUD PUBLICA

¡Estás muy gordo, ya te pareces a…! cuando a un niño se le está sacando en cara sus kilitos demás, se corre el riesgo de tener consecuencias negativas a largo plazo.

 

Por: Luis E. Forero Medina 

Abogado/Especialista en Saluderecho

 
25-06-2016 | ¡Estás muy gordo, ya te pareces a…! cuando a un niño se le está restregando, sacando en cara sus kilitos demás, se corre el riesgo de humillar al niño, o peor, detonar un desorden alimentario, y tener consecuencias negativas a largo plazo. Atroz cuando esos incómodos comentarios se  le dirigen a una niña, uuuyy estás “demasiado gorda”, haz dieta.

El efecto en ellas puede ser realmente destructivo, por la idea  que el valor de   una mujer está muy ligado a su apariencia. Niños y niñas al escuchar esas opiniones  experimentan una baja autoestima, presentan depresión y tienen  comportamientos enfermizos para adelgazar.

Aunque esos comentarios dañinos o inapropiados de los padres o de otras personas, tengan buenas intenciones, mejor quédese callado o callada con los y las niñas obesas, concluye  un nuevo estudio publicado en la revista especializada Eating & Weight Disorders (Problemas alimentarios y de peso).

Los comentarios críticos de los padres en ese sentido  tienen “efectos que dejan cicatrices”, anota Brian Wansink, el principal autor del estudio.

Entonces, ¿qué debe hacer un padre?, ¿Quedarse quieto mientras su hijo engorda?

Escucha:

• Hablar menos y hacer más.

• Tener comida saludable en casa y no comprar refrescos.

• Sentarse a comer en familia, dar buen ejemplo.

• Ser activos físicamente, por ejemplo hacer caminatas en familia o paseos en bicicleta.

• Enfocar las conversaciones en familia  en hábitos saludables, en vez de hablar sobre el  peso.

Buscando responsables

La obesidad casi siempre se le atribuye  a la comida rápida y a las bebidas azucaradas. Coca-Cola,  el año pasado donó 1,5 millones de dólares  para el sitio web de Global Energy Balance Network, gebn.org  que busca convencer al público  que la actividad física puede compensar una mala dieta, a pesar de la evidencia que demuestra que el ejercicio tiene tan solo un impacto mínimo sobre el peso

Posibles soluciones a la vista

Una, podría ser el vinagre; Hipócrates lo recomendaba para curar las úlceras, y durante muchos siglos  se ha usado con fines medicinales. En una prueba clínica de 2009 con adultos obesos de Japón,  se descubrió que quienes consumieron diariamente una bebida que contenía una o dos cucharadas de vinagre, en sus distintas presentaciones, bajaron 1.81 kilogramos después de 12 semanas.

Cuando  a mí me dicen los pacientes que quieren consumir vinagre para perder peso, siempre les digo que diluyan una cucharada en 235 ml de agua, y que lo beban junto con los primeros bocados, señala Carol S. Johnston, directora asociada del programa de nutrición en Arizona State University.

Otra ayuda puede ser el ayuno; “Una vez que te acostumbras, no es difícil”, comenta Mark Mattson, un neurocientífico en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento en Maryland. En la antigüedad  Hipócrates y Platón están entre los primeros partidarios del ayuno.

En un estudio sobre el ayuno hecho en ratones y después extendido a personas, realizado por el  Instituto de Longevidad en la Universidad de Carolina del Sur, se demostró que un ayuno de dos a cinco días al mes reducía los biomarcadores de diabetes, cáncer y enfermedades del corazón.


@luforero4

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