El fujimorismo siempre vivió del terrorismo. Cada vez que lo necesitaba ocurría una emboscada en el VRAEM a cargo de la organización de los Quispe Palomino o fabricaban artificialmente banderas rojas con la hoz y el martillo, pintas o granadas en varios lugares de la ciudad de Lima o provincias.
Varias emboscadas, donde -como tenía que ser- hubo varios muertos de soldados, policías y pocos civiles, han beneficiado al fujimorismo en momentos electorales. En el 2011, el 2016 y ahora que ha habido el asesinado de 14 civiles en San Miguel del Ene, distrito de Vizcatán del Ene, en el Vraem.
No es casual
No parecen ser eventos casuales. Dos hechos anteriores lo ilustran. Uno, el año 2011, la emboscada de una patrulla militar que iba a Choquetira, en el Cusco, donde fueron abatidos cinco soldados, ocurrió un día antes, el 4 de junio, de la segunda vuelta de las elecciones el 5 de junio. ¿A quién benefició esa emboscada "terrorista"? A Keiko Fujimori.
Dos, el año 2016, la emboscada a un convoy militar en Macachacra, en Santo Domingo de Acobamba, en Concepción, Junín, dejo cinco muertos (3 militares y dos civiles), ocurrió el 9 de abril, un día antes de la primera vuelta de las elecciones generales de ese año. ¿A quién benefició esa emboscada sangrienta? A Keiko Fujimori.
En efecto, Fuerza Popular logró 73 congresistas que le permitió el control absoluto del Congreso. ¿A quién perjudicó? A Verónika Mendoza, quién no logró pasar a la segunda vuelta. En su lugar, PPK, un fujimorista sin Fujimori, paso a la segunda vuelta.
Y, la madruga de este lunes 24 de mayo, a menos de 15 días de la segunda vuelta y la tercera elección de Keiko Fujimori que -según las encuestas- está perdiendo, ocurre una masacre de 14 personas en San Miguel del Ene, por una columna del clan Quispe Palomino en el VRAEM. Y el lugar apareció un pronunciamiento del "Militarizado Partido Comunista del Perú".
Lo que llama la atención es que estos hechos, precisamente, coincidan con la necesidad del fujimorismo del "terrorismo" ad portas de la segunda vuela. De un "terrorismo" de verdad, con muertos -esta vez- civiles, incluyendo un niño. No las pintas mal hechas de la hoz y el martillo, ni las banderolas rojas en las urbes.
¿A quién beneficia esta masacre de 14 civiles de los Quispe Palomino en San Miguel del Ene? Al fujimorismo. No está en duda que ese asesinato de civiles haya sido ejecutado por una columna armada de la organización que dirige Víctor Quispe Palomino (a) "José". Quizá haya partes del panfleto poco usados por ellos.
Lo que esa masacre parece confirmar es que esa narco-organización armada articulada absolutamente al narcotráfico ha realizado acciones armadas express que benefician al fujimorismo.
Las emboscadas anteriores a militares aludidas (la del 2011 y 2016), abonaban esa tesis.
Dos hechos de este año, en plena campaña de la segunda vuelta, el audio de "Vilma", donde pide que no voten por Keiko Fujimori y la masacre de 14 civiles la madruga del lunes 24 de mayo, parecen confirmar que existiría una perversa relación de "colaboración" de esa narco-organización armada y el narcofujimorismo.
Ahora, los fujimoristas, como Beto Ortiz, que anunciaba que se venía un coche bomba de SL, ahora dirán "ya ves, ahí está sendero luminoso", ahí está el "terrorismo". Igual, dirán los exGein que se han dedicado a "terruquear" En suma, una "profecía" autocumplida de los agoreros del fujimorismo.
¿A dónde apunta esta masacre "terrorista" express del clan Quispe Palomino? A levantar la candidatura de Keiko Fujimori cuando, todo indicaba, que marchaba a una derrota el próximo 6 de junio. No necesitaron del "coche bomba" en Lima. No era necesario. Bastaba el "aporte" de la narco-organización de clan Quispe Palomino.
Fuente: Gaceta Ucayalina
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