SAIZA, Colombia (Reuters) - El proceso de paz que está en desarrollo en Colombia enfrenta un cinco por ciento de disidencia de combatientes de la guerrilla de las FARC, que ven más incentivos en el narcotráfico y la minería ilegal que en dejar las armas, dijo el comandante del Ejército prometiendo una dura lucha contra esos grupos.
Con su traje camuflado militar y entre montañas del noreste colombiano, el comandante del Ejército, general Alberto José Mejía, reveló en una entrevista con Reuters que calcularon que son unos 300 hombres los que no están acompañando el acuerdo de paz suscrito en noviembre para acabar con 52 años de conflicto.
"Las FARC han presentado y reconocido unas disidencias. En el Bloque Oriental los frentes primero, séptimo, 44 y Acacio Medina, y en el Bloque Sur los frentes 14 y 64. Esto es lo que conocemos al momento y es el 5 por ciento de las FARC, aproximadamente 300 hombres", dijo Mejía.
Esta es la primera cifra oficial que se conoce sobre las deserciones de las FARC, en momentos en que termina la concentración de unos 6.000 combatientes en cumplimiento del acuerdo de paz para dejar las armas y desmovilizarse, unos 1.000 menos que los miembros que se estimaban de esa guerrilla.
"Podrían surgir otras disidencias en otros lugares en números muy pequeños, estamos en ese proceso de verificación, de monitoreo, tenemos los radares prendidos y algunos indicios que estamos evaluando. Pero en realidad, para el número esperado por los analistas, en otros conflictos normalmente del 20 por ciento, el 5 por ciento es una cifra alejada", explicó.
Mejía reconoció que la guerrilla está cumpliendo el compromiso de concentrarse y advirtió que los desertores, con los que ya se han tenido combates, serán enfrentados con todo el poder militar.
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De este pueblo de Saiza salieron decenas de guerrilleros para concentrarse, pero las disidencias de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales buscan ocupar las zonas desalojadas para controlar el narcotráfico y la minería ilegal, enfatizó.
Y las disidencias encendieron las alarmas en Brasil ante la posibilidad de que desertores se unan a organizaciones del narcotráfico y el crimen organizado como el Primer Comando Capital (PCC) que buscaría hacerse del control de rutas del narcotráfico en la frontera con Colombia.
Amenazas para las regiones alejadas
Unos 68.000 efectivos de las Fuerzas Militares y de la Policía llegarán a las zonas desalojadas para ocuparlas y asegurarlas.
Las tropas del Ejército desembarcaron en helicópteros en las afueras de Saiza, mientras que ingenieros militares avanzan en la construcción de una carretera en una región abandonada por años y en donde el Estado no tuvo presencia.
"Estos cultivos de coca son como un panal de miel para todo ilegal, todo narcotraficante, banda criminal, ELN o disidencia. Por eso el único camino es arrancar la coca de Colombia, es un asunto de seguridad nacional y tenemos que arrancar la coca para sembrar paz", sostuvo el oficial.
Mejía dijo que además de erradicar los cultivos ilícitos para impedir la llegada de otros grupos que reemplacen a las FARC, el Estado debe hacer presencia con construcción de escuelas, puestos de salud y carreteras para llevar progreso a las zonas con potencial agrícola y ganadero.
"La salida de las FARC de esta región implica que el Estado debe llegar, el Ejército va a hacer control institucional del territorio, a jalar al Estado para que estas regiones nunca más vuelvan a caer en el olvido ni en el dominio de grupos terroristas o al margen de la ley", concluyó.
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