Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo

Hoy 9 de diciembre, relegando la gesta de la batalla heroica en Ayacucho; muchos politicastros, congresistas, jueces y fiscales, recordarán con extraordinaria angustia este día, en sus agitadas vidas digitadas por sus jefes, acicalados de inmunidad, ante el grito popular del poder del pueblo, plasmado en la urnas, la tarde de hoy domingo.

El pueblo, ejerciendo su derecho, estipulado en el artículo 31 de nuestra Carta Magna, con limitado acceso al voto informado, ha arrasado con un 85%, en desmedro de muchos políticos que culpaban erróneamente al presidente Vizcarra, quien solamente líderó la iniciativa de plantear dicho Referéndum.

Aprobaron la reforma constitucional sobre la conformación y funciones de la Junta Nacional de Justicia, que reemplazará al Consejo Nacional de la Magistratura, quienes deben reunir una serie de requisitos conforme a lo normado, considerados insuficientes para mejorar la situación de la justicia peruana, pues en ella es necesario que los involucrados, posean elevados patrimonios morales puestas de manifiesto, como mostrar una hoja de vida ética sin delaciones de cualquier índole.

Se aprobó la reforma constitucional del financiamiento de organizaciones políticas, donde el estado financiará una franja publicitaria equitativa con nuestros impuestos y es ahí que emitimos nuestro alárido al cielo, pues necesitamos un portal de transparencia ético de acceso público acerca del financiamiento y otras actividades de los partidos políticos.

El pueblo aprobó de manera emocional y masiva, la no reelección inmediata de parlamentarios de la República, librándonos de un ejército de impresentables padrastros de la patria, quienes impulsan leyes con nombre propio, erosionando al país y tenebrosamente blindan a congresistas corruptos, acosadores, avengers, manoseadores, acusados de narcotráfico y carentes de ética, al menos por un lustro.

Por último, el pueblo no aprobó la reforma constitucional que establece la bicameralidad en el Congreso de la República, dando por tierra la posibilidad de una reelección de congresistas cuestionados, descalificando a la institución del parlamento que no representa al pueblo; sin embargo es necesario establecer sostenidamente una pedagogía ética planteando la necesidad de un congreso que juegue a favor del país, prescindiendo la bicameralidad o unicameralidad.

Una vez llevada a cabo este comienzo de reforma constitucional, y un aplastante repudio contra los partidos políticos y los corruptos, es imprescindible elaborar las normas complementarias, las leyes orgánicas y otros documentos descentralizados, considerando como telón de fondo, una pedagogía ética que promueva un aprendizaje y concientización acerca de la importancia de ir fortaleciendo nuestra constitución democrática, desde las aulas educativas, en todos los niveles,  haciendo eco la voz del el pueblo que hoy dejó escucharse.