A pesar de las bajas temperaturas, la alta radiación solar y las condiciones bajas de oxígeno a esa altitud, los cazadores-recolectores colonizaron esta zona hace unos 12.000 años, durante el Pleistoceno Terminal.
No sería hasta 2.000 años después que los humanos llegarían a América del Sur.
Este trabajo aportará valiosos datos para estudiar la adaptación humana a los ambientes extremos, un aspecto que, según ha explicado el autor principal del trabajo, Kurt Rademaker, "es importante para entender la capacidad cultural y genética del hombre para la supervivencia".
La zona estudiada les llevó a encontrar en Pucuncho, a 4.355 metros sobre el nivel del mar, 260 instrumentos de uso humano, como puntas de proyectiles y raspadores -bifaciales y unifaciales- que datan de hasta 12.800 años de antigüedad.
También se han encontrado objetos en Cuncaicha, a mayor altitud, 4.480 metros, pero datados de 400 años después. Allí se han registrado dos alcobas rocosas, con vistas a los humedales y pastizales, con arte rupestre cubierto de hollín en sus techos. "Fue probablemente un campamento base", han indicado los expertos.
Los investigadores han explicado que Pucuncho era un "oasis de gran altitud para la caza especializada, particularmente de vicuña, y más tarde, el pastoreo de alpacas y las llamas domesticadas". Pero determinan que, si bien la cuenca Pucuncho podría haber sido residencia del hombre durante todo el año, las tormentas de la estación lluviosa y los peligros de la hipotermia, así como la necesidad de mantener sus pertenencias, puede haber alentado descensos regulares.
Además, las herramientas líticas y desechos de talla incluyen, rocas de grano fino no locales. Eso habría requerido que los residentes de la meseta visitaran los ríos de las elevaciones más bajas.
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