Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho

 
Desde  marzo a hoy  se han perdido unos 199.000 empleos formales  en el sector privado;  cifra desastrosa, devastadora, espantosa que no sólo abarca a los titulares sino a un promedio de 800 000 personas, contando el grupo familiar, que se encuentran la mayoría padeciendo enormes necesidades.

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Los sectores  formales más afectados son los de servicios empresariales, agricultura, industria y comercio. Es aterrador.  Porque una empresa no se forma de la noche a la mañana y hay poco o ningún interés en reactivar el sector formal.

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En plena segunda fase de reactivación hay más de 60 mil empresas formales “que permanecen suspendidas y con mayor riesgo de cierre” (MTPE). Estas emplean a casi medio millón de personas.

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Los tan cacareados  mecanismos de ayuda al manejo de la planilla no  han tenido el efecto anunciado. De  30.000 solicitudes de suspensión perfecta de labores, se decidieron  3.412 y 487 fueron favorables.

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Los que se bajaron definitivamente  del tren son  los trabajadores  informales, los  del rebusque,  que la pasan peor que los empleados formales; no hay nada para vender, y si lo hubiera, nadie compra. En este sector se prevé en los próximos meses  un incremento notable,  invadiendo los espacios públicos para sobrevivir.

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Desde la segunda quincena de marzo, se encuentran paralizadas obras de construcción privadas y públicas; en mayo de este año, el consumo interno de cemento disminuyó en 65,05%. Así, lo dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
 

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En el mismo mes , respecto del año anterior,  el sector Pesca disminuyó en 46,99%;  Minería e Hidrocarburos se contrajo en 45,79%;  hidrocarburos disminuyó en 20,67%;  electricidad se redujo 25,43%. Las exportaciones totales registraron una reducción de 47,28%;  la recaudación del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) fue menor en 77,86%; el Impuesto General a las Ventas (IGV) de origen interno, bajó en  43,80% y los Tributos Aduaneros totalizaron 1 795 millones de soles, cifra menor en 32,20%.

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Las empresas ahogadas en un mar de desconcierto han tenido que endeudarse; los créditos otorgados  se situaron en S/ 213 469 millones, registrando un incremento de 21,36%, en comparación con similar mes de 2019. Eso que la economía  peruana antes de marzo, era considerada como de las mejores de América Latina. De maravilla; empero el  endeudamiento público ha crecido como un vapor incontenible.

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En los meses siguientes puede ser peor, porque cada amanecer nos despiertan con nuevas malas noticias. Más contagiados, más limitaciones, más desempleo, más pobreza. Vizcarra cuando decretó la cuarentena ¿sabía de antemano que  este panorama desolador veía venirse?, ¿Dónde estaban sus asesores para que lo advirtieran?

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No  faltan los Decretos, Resoluciones, Circulares , Conceptos, pero la normalidad y la plata siguen brillando por su ausencia.

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Otras  gripitas no menos graven pululan: la falta de modificación de las leyes  que afectan el crecimiento empresarial, que se dirige en contravía; las promesas huecas de los ministros de la Producción y de Comercio Exterior y Turismo para la reapertura económica; la probabilidad que personajes oscuros  y fantoches con antecedentes penales sean elegidos en la próxima contienda electoral y la falta de ejecución del presupuesto de autoridades regionales y locales.

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Pareciera  que lo único que anda bien en Perú es el narcotráfico; las “cocinas” no paran de producir, ni la pasta de circular fuera de las fronteras nacionales. Como en Colombia,  “Estamos a reventar de cocaína”, dijo Fernando Londoño.

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En la calle se preguntan, qué diferencia hay entre  morir de hambre o de  Coronavirus, virus que como el abominable hombre de las nieves: sus huellas están en todas partes, pero nadie puede verlo.

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“Estos son los tiempos difíciles en los cuales un genio desearía vivir. Las grandes necesidades exigen grandes líderes” (Abigail Adams en carta a T.Jefferson)

@luforero4