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La “poderosa organización criminal”, que tendría el control del pueblo de Chavín, estaría bajo el dominio de una minera brasileña, al estilo de Odebrecht, que ha hecho con el Perú lo que le vino en gana, repartiendo plata por allá y por acá, a cambio de suculentas ganancias. Veamos los hechos que despiertan mucha sospecha y coincidencias, que tiene al pueblo dividido.
La verdad sin medias tintas.
A inicios del año 2 mil la minera Milpo se introdujo en el pueblo de Chavín, cautivando el encanto de los inocentes moradores que, viendo dólares, se abrieron de par en par, ante el ofrecimiento del oro y obras, prometiéndole cero contaminaciones. En este trajín inicial cual cortejo de nupcias, de risas y banquetes, comenzó el maridaje.
El alcalde Víctor Peve Palomino y su “teniente alcalde”, de uña y carne, Raúl Vilcamiza Guerra, enloquecidos por los dólares, y sus seguidores, “embrujados” por la plata y deseo satánico de convertirse en millonarios, los novios: alcalde y Milpo, teniendo como “testigos de lujuria”, a la directiva comunal que avaló la “pendejada” contra el pueblo, entregando los terrenos de Chavín, sector Huapunga, 400 hectáreas de tierras, a un precio ridículo de 10 décimos de sol, al “taita collqui”, que según ellos no traía contaminación, pero sí desarrollo y mucha plata, verborrea usada para adormecer y anestesiar a los comuneros, condenando a los opositores como enemigos del pueblo, que querían atraso y pobreza de los comuneros. El amarre entonces comenzó en 2004.
Los contrayentes se entregaron al amor profundo de lealtad y servidumbre a la minera, firmando la traición y sumisión en el año 2005, comenzado el año anterior. Para la exploración de la mina los comuneros participaron en la boda criminal levantado sus polleras y faldas, enseñando su intimidad, por tratarse -según ellos- de la bendición dios, condenando a los opositores cual diablos no querían el desarrollo del Pueblo. Los codiciosos, manchados por algunos dólares, le cedieron gratis varios años de exploración y “explotación”, al “taita dólar”, para uso gratuito de su carretera, y cuando todo estaba listo, firmaron la adenda de alta traición, con el concurso del testigo procaz y desleal, que fueron los dirigentes de la comunidad campesina, donde aparece Amancio Guerra Gutiérrez, Albino Peve Romero y decenas de firmantes del oprobio. Con el tiempo los firmantes se volvieron millonarios y familiares trabajando adentro.
Lo increíble. Se vendió las tierras de la comunidad, a un décimo de sol el metro cuadrado, vale decir se les regaló. Después viene una larga historia de traición e hipocresía. Los opositores nunca se callaron de la podredumbre y de la traición. Pero la compra de conciencias fue atroz y la consolidación de una supuesta mafia. Llegaron millones de soles, más de un centenar hasta la fecha, pero Chavín en poco o nada ha cambiado. ¿Dónde está la plata? ¿Quién corrompió a quiénes?
La pesadilla de la Mina es cuando en 2011 pierde prácticamente el control del pueblo, del 100 por ciento que dominaba a nivel dirigencial, perdió la dirigencia de la comunidad campesina. Aquí salta la libre, como decía Ricardo Palma. Salta a luz el poder omnímodo del monstruo. El ataque más canallesco que se recuerda en Chavín. El engaño vil y divisionismo como patrón de conducta.
Raúl Solano De la Cruz, que había roto, la sumisión y compadrazgo con la mina, el vínculo indisoluble que los traidores pactaron, al ser electo como presidente de la comunicad campesina, le puso de cabezas a los adláteres de la mina. Entonces comenzó la guerra sin cuartel. Solano fue pisoteado y descuartizado. No le les dejaron ni respirar. Raúl Solano recibió ataques por mar, tierra y aire. Le fabricaron juicios tras juicios. Increíblemente, fue sentenciado por no entregar la camioneta burlándose de la ley. Todo el andamiaje fue observado por los opositores, que solo les quedaba rumiar su desgracia, porque quedó demostrado que el tiene poder económico maneja todo. Raúl Solano perdió no porque le faltaba razón, sino por no someterse y atreverse de enfrentarse a la mina. Hecho que le causó incluso más tarde, la vacancia como alcalde. Raúl Solano encontró una muralla. Todas sus denuncias cayeron en saco roto. Entonces entendió que “había una organización criminal” que desde Lima manejaba todo.
NB: Los artículos publicados en esta Sección Opinión Libre son de entera responsabilidad de su autor. El contenido no refleja necesariamente la opinión de Huachos.com
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