A medida que aumenta el saldo de víctimas de COVID-19, la neumonía causada por el coronavirus SARS-CoV-2, se intensifican los esfuerzos de las autoridades para evitar un empeoramiento de la epidemia.
El régimen comunista que gobierna el país asiático decidió aislar a los 56 millones de habitantes de la provincia de Hubei, epicentro del brote, y sometió a “una estricta gestión cerrada” a pueblos y ciudades las 24 horas del día, lo que significa que los habitantes no deben salir de sus casas hasta nueva orden.
Pero el férreo control que ejercen las autoridades va más allá de la prohibición a desplazarse por las zonas más afectadas: en los últimos días se volvieron cada vez más frecuentes videos que, sorteando la estricta censura de las autoridades, mostraron las detenciones arbitrarias y violentas de personas que no usan las máscaras.
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