El Foro Económico Mundial ubica al Perú en el puesto 65 de 140 países en términos de competitividad. Pero no todo el país es homogéneo. Identificar las brechas por región es fundamental para entender la dinámica de su economía, así como las prioridades de política pública diferenciada hacia adelante.
De este modo, por octavo año consecutivo, el Instituto Peruano de Economía (IPE) presenta en exclusiva para el Indice de Competitividad Regional (Incore 2020) que apunta a evaluar los avances en materia económica y social en cada una de las 25 regiones del país.
Para construir el Incore, se consideraron 40 variables que miden la situación de seis pilares distintos de competitividad: entorno económico, infraestructura, salud, educación, mercado laboral e instituciones. Sobre la base de ellos, se calcularon puntajes para determinar qué regiones son las más competitivas a escala nacional. La data usada para construir el índice es previa a la crisis del COVID-19.
Luces y sombras
Los resultados del 2020 tienen similitudes con los de la edición 2019, pero presentan algunos cambios importantes. Lima Metropolitana y Callao se mantienen en primer lugar a escala nacional, lo que sucede desde la creación del Incore. La capital alcanzó el primer puesto en el pilar de salud, el cual había perdido en el 2018. Esta mejora se explicó por la reducción en la prevalencia de anemia en el último año.
Junto con la capital, el top 5 se completa con regiones de la costa sur: Moquegua, Tacna, Arequipa e Ica. Para poner en perspectiva las cifras, en una escala del 0 al 20, estas serían las únicas regiones que estarían “aprobadas” en competitividad. Las cinco son líderes en cinco de los seis pilares que conforman el Incore, a excepción de la sección de instituciones.
El caso del pilar instituciones en Arequipa llama la atención, porque implica un retroceso de 11 posiciones en tan solo un año. Tiene mucho que ver con el desempeño de las autoridades locales. En percepción de la gestión pública, Arequipa pasó del puesto 8 al 24, en línea con la baja popularidad de su gobernador regional Elmer Cáceres Llica.
Huancavelica
Mientras tanto, al otro lado de la tabla, Huancavelica continúa siendo la región menos competitiva del país en el ránking general por cuarto año consecutivo. En cuanto a los pilares, tiene el puesto más bajo en entorno económico –entre los indicadores, tiene el menor gasto real por hogar–, en infraestructura –el más bajo acceso a Internet móvil y fijo–, y en mercado laboral presenta la mayor informalidad laboral.
Además de Huancavelica, las otras regiones menos competitivas son de la sierra y la selva. Puno, Cajamarca, Loreto y Huánuco obtuvieron los peores resultados en los pilares analizados.
Dinámica
Hubo seis regiones que mantuvieron sus posiciones respecto al año pasado y 14 de ellas se movieron uno o dos peldaños. Lambayeque y Huánuco escalaron tres puestos, mientras Ucayali y Ayacucho retrocedieron en ese orden. Lo más resaltante es el avance de la región Apurímac, que escaló cuatro posiciones en el último año.
La mejora de Apurímac se debió, principalmente, al avance en los pilares de entorno económico y mercado laboral. En el primer caso, la región pasó del puesto 23 al tercero en el indicador de incremento del gasto del hogar, además de saltar al puesto cuatro en cuanto a disponibilidad de recursos públicos por habitante. Por el lado del pilar laboral, Apurímac alcanzó el primer puesto en creación de empleo formal, luego de haber ocupado el décimo puesto en la edición del año pasado. La actividad minera en la región podría haber tenido incidencia en estos resultados.
Por su parte, el retroceso de Ayacucho se explicó porque perdió nueve posiciones en el pilar laboral al caer en todos sus indicadores, sobre todo en ingresos del trabajo y creación de empleo formal. En tanto, Ucayali cayó en cuatro de los seis pilares, en particular, en el laboral. En esta región también fue determinante el freno en el empleo formal, que sería agravado por la actual crisis económica.
Es claro que la crisis sanitaria causada por el COVID-19 deteriorará muchos de los avances logrados por las regiones en los últimos años. Sin embargo, a largo plazo serán precisamente estos pilares de competitividad los que permitirán su recuperación. Conocerlos, medirlos y evaluarlos correctamente es el primer paso.
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