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La verdad, ante todo, aunque duele. “los minusválidos chavineros”, que tienen los 5 sentidos completos, claman -a todo pulmón- que la mina y la municipalidad de Chavín les den todo: comer, estudio, vestir, combustibles, víveres, panetones, regalos, y, ellos, felices recibir –a manos llenas, sus peticiones, a cambio de mostrar su silencio y apoyo subterráneo, que costaría millones.
De lo contrario ataque y chantaje por todos los medios. Hace poco escuchamos que el municipio de Chavín no les da apoyo a los estudiantes y personas de la tercera edad, como si la municipalidad tiene recursos para tal fin. Sabemos que la ley de municipalidades no contempla el despilfarro del erario nacional.
Pero los vagos han aprendido que el Estado y la empresa minera les mantengan. Hace más de 15 años estos personajes viven a costo de la mina, que la empresa minera, puntualmente, les reparte las prebendas y demás gollorías. Diciembre, marzo y julio son las fechas propicias para el hartazgo de los llamados comuneros calificados y sus hijos. Los sinvergüenzas han llegado al extremo de traer de la sierra a la costa, “choreando” para vender: cemento, maderas, tubos, fierros, mangueras, entre otros. Hasta los choferes, nos han afirmado, que tienen sus casas hechas ferreterías. Bonanza para un pequeño grupo, miseria para la gran mayoría.
Mientras los verdaderos comuneros natos viven marginados y olvidados. Últimamente se han inscrito muchos foráneos y personajes que no viven en la comunidad inflando, con flagrancia, convicto y confeso, el patrón comunal. Los facinerosos, han llegado al extremo de excluir de la comunidad a sus opositores y a quienes critican. Lo insólito del caso, antes de la llegada de la mina a Chavín, solamente-con tanto esfuerzo, los comuneros apenas se empadronaban unas 150 personas. Aclarando, que, en el patrón antiguo, estaban todos los comuneros, no como ahora marginados a su suerte. Los granujas no tienen compasión para los enfermos y ancianos.
En la actualidad se dice que hay 2 700 comuneros. qué atroz aumento. Los zamarros para inscribir a sus secuaces, o compinches, adrede, le prepararon la camita llamado trabajo comunal, o abrieron la puerta a su mejor entender.
Dando paso libre a todo sujeto patrocinado por un dirigente que en el futuro vote por ellos. Qué bárbaro, de 150 comuneros, llegan a la fecha a 2 700, que reclaman panetones, bolsas de víveres y demás consideraciones que mata conciencias. Son tan sinvergüenzas, que usan los medios de comunicación para reclamar. Con qué ínfula pide que el municipio les reparta bolsa de víveres y laptop. Es el colmo de los colmos, los chavineros hacen hijos para que les mantenga el municipio, extraño muy extraño-.Y, lo peor hay sujetos, que tapándose la nariz, por interés a la mina, se han unido con un chavinera o chavinero. Y, gritan como chavinero, siendo un falsete.
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