Así la atmósfera esté despejada, y más aún cuando hay en el horizonte nubes de tormenta, el cielo se torna gris, a veces oscuro, negro; llegan primero los relámpagos, seguidos de los truenos; es el momento en que la abuela decía “va a llover”, y caía agua a cántaros, a veces de tormentas que parecen interminables, así creamos que no nos alcanza por estar a kilómetros de distancia.
Los rayos son impredecibles, han impactado a aviones en vuelo, como el sucedido a la nigeriana
Sosoliso Airlines, ocasionando más de 100 muertos, porque la aeronave se estrelló antes de aterrizar.
Es una situación incontrolable explican los entendidos, porque los
campos eléctricos y magnéticos (CEM) , se generan cuando truena duro, lo que hace que los rayos caigan a tierra. Miles de personas por esa causa han quedado con discapacidades severas de por vida; cuando los sorprendió el rayo mortal unos caminaban tranquilamente a cielo abierto, otros trabajaban, jugaban. A la hora de indagar sobre los responsables de la tragedia, sólo la naturaleza sale a responder.
La probabilidad que le caiga un rayo a una persona puede ser la misma o menor que ganarse una lotería; es inferior si prevenimos buscando un lugar seguro para refugiarnos, nunca debajo de un árbol o una roca. Si se está en casa o en el trabajo, apagar equipos eléctricos y cerrar puertas y ventanas, son algunas de las recomendaciones de las autoridades de salud; y desde luego prestar los primeros auxilios a los afectados.
Las ciudades están blindadas con pararrayos, el campo no, por el contrario estarían más expuestos que los citadinos cuando hay árboles altos que los atraen.
Tratándose de
campos electromagnéticos (CEM) donde quiera que vayamos los encontramos, aunque no los veamos, así es la naturaleza del peligro.
“Todos estamos expuestos a una combinación compleja de campos eléctricos y magnéticos débiles, tanto en el hogar como en el trabajo, desde los que producen la generación y transmisión de electricidad, los electrodomésticos y los equipos industriales, a los producidos por las telecomunicaciones y la difusión de radio y televisión”, indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).