"Cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer. Juventud, juventud, te fuiste para nunca más volver" (Rubén Dario)
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Recuerdos de mi escuelita
Mi primer día en la escuela llegó como un sueño, desde mi más tierna infancia.
Llegué al colegio con apenas seis añitos, cuando aún era una niña.
Tenía tanta ilusión de ir a la escuela para aprender a leer y escribir.
Era el recuerdo de la primera vez que iba al colegio, donde mi padre me acompañaba.
Me ruborizaba más al ver a muchos niños que, llegaban a la escuela desde muy lejos.
Conforme pasaban los días, íbamos familiarizando con todos los compañeros de aula.
La maestra muy seria, iniciaba su labor con una breve formación en el patio, donde se rezaba y cantaba el himno nacional.
Luego en el aula se leía el abecedario y el libro coquito, después contábamos los números del uno al diez, y muchas tareas más.
Que cansados llegábamos a casa, donde había que hacer las tareas por las noches absorbiendo el humo del lamparín.
También aprendíamos a compartir, entre juegos conociéndonos con nuestros compañeros y nuevas amistades.
Algunos éramos muy distraídos y no tomábamos atención, la maestra se enojaba y nos castigaba incrementando a borbotones nuestros miedos.
Cumplíamos con la tarea por temor y no por la expectativa agradable del deseo de aprender.
La imposición primaba, el rigor era la herramienta, la maestra inspirada se conformaba con darnos lo poco, sin el ánimo suficiente.
El castigo afloraba con gran intensidad, tengo la certeza dañando nuestra autoestima.
Permaneciendo cómo siempre con un espíritu escaso, doblegado y resignado.
Casi no recuerdo el animar para un deseo constante de lucha y superación.
Así fue la realidad que pasé por mi añorada escuelita de mis recuerdos.
Chincha, abril de 2020
Caserio de Acolla: Parte baja, en medio de arbolitos, lo que queda de mi escuelita. El distrito de San Juan de Yánac pertenece a la provincia de Chincha-Ica.
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