Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

El llamado retorno humanitario que ha conmocionado al pueblo peruano, usado de manera general, como chantaje, para regresar a sus tierras de origen, y salvarse del mortal CORONAVIRUS, tiene muchas aristas para argumentar en pro o en su contra.

 A nuestra forma de ver, un porcentaje mayoritario de pobladores vienen usando con viveza, pretextando que fueron sacados de la casa donde vivían y no tienen nada que comer.

Casi todos los retornantes repiten como estribillo el mismo cuento perpetrados por los  malos propietarios, teniendo como Ángel protector a los periodistas ingenuos, sin ideas y criterios, carente de noción sociológica, que derraman lágrimas abogando por los provincianos, que ni tontos ni perezosos, han ocupado las calles de Lima.

Es cierto que un sector de pobladores requiere de manera urgente el apoyo humanitario del gobierno, ante la aguda crisis que atraviesan. Eso nadie lo puede negar.  De esto han venido aprovechándose los “vivos” para acomodarse y viajar, y sobre todo causando pánico, metiendo en la cabeza de los caminantes, que en su pueblo no falta comida, pueden vivir, y salvarse de la muerte, porque allí están sus casas. Falso de toda falsead.

Los caminantes inventaron que llegarían a su tierra recorriendo a pie largos trechos, cuando eso es imposible con bultos, niños, ancianos, enfermos y gestantes.

No se trata de ser inhumanos, insensatos y perversos. La realidad es otra cosa. La movilización masiva y sin control está llevando al pueblo a la muerte y contagio viral masiva. Las muertes se multipliquen y los hospitales se colapsen, aparte de generar caos y hambre. Se trata de un problema social acá o allá. No es cuestión que con un abrir y cerrar los ojos se soluciona el problema de los retornantes, cuando llegan a sus pueblos. ¿Para qué vinieron entonces?

De otro lado, a causa de los caminantes, hay decenas de miles de contagiados y muertes a cada rato. La alarma cunde por todos lados. Mueren los médicos, enfermeros, administrativos, policías, miembros del ejército, funcionarios, congresistas, y autoridades, en primera línea. Tras ellos están las personas del pueblo, los encarcelados, de albergues, entre otros contagiados. Todos quieren atenderse a la misma vez, a la misma hora, al mismo tiempo. Para ello tienen que dejar al enfermo en la mitad de la atención, para dar paso a otro enfermo. Cosa que es imposible.

Debe tenerse presente que por culpa directa de los desobedientes se ha colapsado la atención. Los hospitales no tienen el espacio físico ni el personal para atender a los miles de enfermos que se suman geométricante.  El caso es desesperante que han superado todos los límites.

Hemos estado monitoreando a los canales ATV, Panamericana y Frecuencia Latina, pareciera que estos canales viviesen en otra realidad, o en su defecto fueran enemigos del gobierno.

Estos mismos órganos de difusión hace años fueron los culpables de proteger a los delincuentes y criminales, con su campaña de “ejecución extrajudicial”, velando por los delincuentes, y condenando y persiguiendo a los policías. Hoy vuelven esta prensa nauseabunda, con similar prédica, nido de incapaces, sin “formación profesional”, para atar a los que luchan para detener el mortal CORONAVIRUS, haciendo aparecer a los familiares de los criminales como víctimas de los policías. Increíble pero cierto.

Para la prensa venal, primero están los delincuentes, y los caminantes, y no los muertos que se registran a cada rato. La canallada ataque a las autoridades se percibe. El cretinismo de la prensa es notorio. A estos farsantes no les interesa el pueblo que muren por miles, sino a los caminantes y delincuentes, recalcamos.

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