Por: David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación

 

 

Después, de un día caluroso, estresante y agotador, desde el cerro más elevado, del distrito de Alto Laran, veía una corriente de nubes incandescentes, que se iban emergiendo en el firmamento. Y horas después, se descargaba en intensas y torrenciales lluvias.

Cuando esperábamos la lluvia, por la gran sequía que nos estaba quemando, durante dos años continuos, secando nuestros cultivos y pastizales, donde nuestros animales sedientos se morían por falta de agua, donde el sol enardecido nos agotaba cada día.

Después recibimos con mucha alegría, la llegada de la esperada lluvia, para que todos volviéramos a realizar los trabajos de costumbre por obra y gracia de nuestro señor omnipotente y misericordioso. Nos dio su bendición dándonos agua, a través de las lluvias.

Nuestro padre, nos da una nueva oportunidad de vivir, la cual muchos no supieron valorar. Porque no le cumplimos con sus mandamientos de su ley,  que él nos ha dejado, para cumplir con él.

Muchos lo hemos ignorado a sabiendas y seguimos ignorándolo por completo.

Ahora, él nos está haciendo reflexionar con su total indignación, azotándonos fuertemente, con torrenciales lluvias, huaycos, desbordes de ríos, inundaciones, dejando  miles de damnificados, heridos y muertos.

A pesar, de nuestra indiferencia ante Dios padre todopoderoso, quien nos lo dio todo, y ahora nos lo quita.

Ahora, no tenemos nada material, que era lo único que queríamos de la vida y gozábamos de ella, olvidándonos de lo espiritual.

Hoy estamos sintiendo su castigo con furia porque, le hemos desobedecido.

Sin, embargo no escarmentamos nada, seguimos pidiendo ayuda de cosas materiales, que es lo único que nos interesa, nadie, le da una oración a él con fe.

El informativo Huachos.com y este modesto columnista invoca, a la población, sin importar donde estés, ni el credo o religión a un acto de arrepentimiento y oración a nuestro ser supremo, creador del universo.
 
Desde las entrañas del distrito de San Juan de Yánac, fundo Chilcaní, aquí con otra original producción:  
En una remota comunidad de San Antonio de Huasipircana, Isaac un joven poblador, descubría su habilidad  haciendo uso, de la planta de origen serrana, llamado achula.

Quien al pastar sus animales, recogía de las hoyadas de los cerros, el tallo de dicha planta que tenía, las mejores formas y tamaño, para hacer diversas cosas, como: carros de juguete y hasta instrumentos de viento, como la quena, la zampoña y la corneta.

En medio de todos estos episodios un día Isaac, fue a una fiesta costumbrista de la herranza, realizada en la estancia de Palmadera, allí miraba con atención como el viejo Santos (cancasho), tocaba la corneta, y su tinya. Al retornar a la estancia de su padre, se propuso hacer una corneta, utilizando el tallo de la achula, cuya planta era parecida al carrizo, pero más liviano y suave.
Isaac, cogió varios, tallos secos de achula y empezó a limpiarlos luego a medir los trozos que va cortando y dando forma para hacer los diferentes instrumentos musicales de viento.

Especialmente la corneta porque fue la que más le llamó la atención. Al terminarla esta corneta, esta corneta, se parecía a una original del cuerno del toro, que está hecha de varios pedazos de cuernos, colocados una sobre otro cuyos bordes eran tapados con el sebo de ganado. Dicho instrumento tenía su sonido parecido al original (el de cuerno).
Isaac, quien pastaba, por los cerros, tocaba con alegría su corneta (wacra), mientras iba caminando detrás de los animales.

Después de pastar a sus animales, regresaba con ellos hacia el corral, que está muy cerca de la estancia de (Palmadera). Y antes de llegar a casa guardaba sus instrumentos musicales en una cueva que llevaba el nombre de misiyok rumy (piedra parecido al gato). Esta cueva era  su escondite, donde solo él podía entrar.

Una noche, sus perros, que estaban con hambre, salieron a buscar comida, y se fueron por la cueva atraídos por el olor del sebo con el que estaban, hechos todos los instrumentos musicales de viento, que había hecho el joven Isaac, logrando ingresar a la cueva, con la finalidad de comerse los sebos de sus instrumentos musicales hechos a mano, con tanto esfuerzo y dedicación por el joven Isaac.

Los perros del joven Isaac, no pudieron contener su furia y hambruna se metieron a la cueva y se comieron el sebo de los instrumentos, dejándolos destrozados a todos los instrumentos del joven Isaac.

Al día siguiente Isaac, entro a la cueva con mucho afán, donde guardaba sus instrumentos musicales, con ganas de tocar su corneta, dándose la sorpresa dramática de su vida.
 
Isaac, jamás olvidará aquella mañana, donde se encontró con su triste realidad, entrando en un estado de shock,  entristeciéndose por un largo rato.

Tiempo después Isaac, se va a la ciudad, en busca de nuevas oportunidades, llegando a continuar sus estudios escolares y trabajando a la vez, se dedicó de lleno a la música.

Cuentan los pobladores que años después, había formado su banda de músicos, siendo el partícipe de esta banda y luego con más experiencia adquirida, fue director de banda de músicos.

Tuvo el arte de combinar bien los sonidos, dentro de un compás, de manera que esta sea agradable al oído de todos los pobladores. Quienes al escucharlas con buen ritmo les provocaban danzar.
 
Chincha, Marzo del 2017.