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Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo
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A veces inconscientemente posamos nuestra misteriosa impaciencia sobre alguna nostálgica piedra, preguntándonos, ¿Quién demonios soy? ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos ser?
E infatigablemente buscamos a los demás para reafirmarnos y nos expresen quienes somos realmente, y deambulamos a lo largo de nuestra vida; por plazas, universidades, restaurantes, supermercados, discotecas, iglesias; acaso nos enamoramos y adquirimos bienes, e irremediablemente sacrificamos nuestra esencia para responder esa impostergable interrogante buscando la aprobación de los demás; cuando probablemente descubrimos que existimos, entonces nos percatamos que somos sombras nada más, proyectada por otros; mientras desoladamente aún persiste la incógnita en la brevedad de la eternidad, ¿Quién diablos soy? Tal vez, sencillamente somos aquello que otros quisieron que seamos.
¡Qué horror!