Por: Humberto Huiza Oyola - Escritor

El señor Darwin Raúl Vela Silva asumió la Dirección Regional de Salud Huancavelica cuando en esta región solo había 7 personas contagiadas y renunció dejando 1125 casos positivos. Los pocos que fueron internados en la Unidad de Cuidados Intensivos fallecieron y terminaron en la fosa; unos, lejos de la ciudad, según ellos, en el cementerio COVID-19, discriminados y otros en el cementerio general, de manera privilegiada.

¿Este es el resultado de una buena gestión, como dijo el renunciante, modelo a seguir por otras regiones? ¿Las compras sobrevaluadas son dignas de felicitación? La avalancha de denuncias con pruebas documentarias por actos repudiables de corrupción,  ¿fueron ataques políticos, actos de mala fe, como dice el renunciante?

Incluso ya se conoce que en el propio Hospital Regional de Huancavelica Zacarías Correa Valdivia, entre los trabajadores, ya hay un caso positivo, donde es posible que hayan más casos en situación similar.

El señor Vela renunció en medio del descontento generalizado de los propios trabajadores del sector salud, vencido por la exasperante indignación de la población huancavelicana.

Finalmente, le agradeció al “Dr. Maciste” por la confianza en el cargo. ¿El señor Maciste también es doctor?

Durante su permanencia en el cargo, el señor Vela se esforzó  solo en demostrar su harta petulancia, huachafería, vanidad, demasiado ego y en dejar por los suelos el prestigio de los médicos formados en Cuba, pues dijo en la prensa que nadie debía cuestionar su gestión si no estaba a la altura de su formación.

Una vez más deja en claro que los corruptos se creen el pueblo, la región o el país y se esfuerzan por hacer creer a los ingenuos que los que luchan contra la corrupción son los enemigos del progreso del pueblo, de la región y del país.

Solo un incapaz es autoritario y petulante. Solo un idiota cree que por el cargo se le debe respetar, porque el cargo le hace respetable. Desconoce que el respeto se gana con ser respetable.

Los problemas sociales no se resuelven individualmente con prepotencia en nombre del pueblo sin escuchar la población, actuando en contra de ella.

Aquel que dice “yo sé lo que hago” es un autista, un narcisista, un misántropo, un presumido de la estupidez, social y profesionalmente incompetente.

¿El señor Maciste es doctor? ¿Desde cuándo? ¿Es doctor como Alan García, un doctor de mentirita? Cuando uno ve el vídeo, donde él aparece en su orfandad intelectual, haciendo quedar ridículo a Huancavelica, ante el congreso de la República, resondrado por el entonces congresista Vicente Zevallos y humillado por el congresista Víctor Andrés García Belaúnde, es imposible no sentir vergüenza ajena e indignación. ¿Ese es el nivel intelectual de los doctores? ¿Está de moda?

El señor Vela también ha demostrado que en el extranjero la mayoría solo aprenden a ser petulantes, no se forman como intelectuales, por eso se ha estrellado con la realidad huancavelicana. Hoy deja la DIRESA inervada hasta la incertidumbre con una pandemia mortal galopante, haciendo alarde como logros palpables el incremento de los contagios diarios, sendas denuncias por corrupción.

¿Ahora quién se comprará el gran pleito? La desgracia está en ascenso. Para quien asuma la responsabilidad de la DIRESA la realidad no está fácil, está mil veces más compleja que la realidad en la que asumió la dirección el señor Vela.

La vida de una persona no es un número, es una realidad compleja, delicada y valiosa. Si aún no hay muertes masivas no es porque el señor Vela veló, con su sacrificio, la salud de cada uno de los huancavelicanos; sino porque cada huancavelicano, con todas las limitaciones del caso, viene practicando los protocolos y los contagiados también vienen guardando su cuarentena en sus casas y no en el hospital. Pero con la reactivación económica, así como en la empresa PACSAC de Choclococha, donde por desgracia un ingeniero contagió a la comunidad, en Huancavelica se viene el contagio comunitario y en forma masiva.

Y el hambre arrecia en medio del desempleo, la desesperación está por explotar.

Da la sensación que en la cuarentena el seso de las autoridades se ha convertido en colesterol y no hay interés por la implementación de los protocolos sanitarios en las instituciones para el inicio de la “nueva convivencia” en el marco de la supuesta reactivación económica, que en sí parece ser la reactivación de la pandemia.

Pero que no cunda el pánico, todos somos capaces de revertir esta realidad. Cuidando nuestra salud, estaremos cuidando la salud de nuestra familia y de nuestra ciudad.

Quien asuma la dirección de la DIRESA sea un verdadero profesional competente que trabaje con el pueblo organizado, consciente y responsable. Si es así, sé que va tener éxitos. Y sigamos luchando contra la corrupción. ¡Basta de farsas y de miedos!