|
---|
Antes de adherirme al sórdido lecho, saboreando mi favorito café, leí Madame Bovary de Gustav Flaubert, a quién le disgustaba todo lo efímero.
Seducido por la confesión lujuriosa de Emma, invoqué mi secreta plegaria, antes de sucumbir al sueño, “Quiero vivir más de una vez y quiero que mis escritos desborden ríos más allá de la tierra baldía de T.S. Eliot”.
De pronto, soñé leyendo esta secreta oración en un extraño anfiteatro pétreo, ante una multitud sin caras.
Al despertar, escuchaba aplausos y aterrado escribí este sueño, mientras intentaba recordar los rosados pechos de Emma entre aquella multitud.
@davidauris |
Recibe las últimas noticias del día