Profesora - Psicopedagoga argentina |
---|
Llega fin del año y la palabra “felicidad” y “felicidades” empieza a ser usada reiteradamente. Quien se siente de verdad “feliz” es otro tema. Otro significado. Y así vamos a terapia para que el terapeuta nos ayuda a ser más felices. Con los problemas de los hijos, del trabajo, del dinero, etc ,etc.
“EL terapeuta”, ese personaje con “gran poder” en la vida de las personas del siglo XXI. Ese que se ocupa de la “Psique”.
En su origen “psique” significaba “Alma”. Ahora algunas acepciones le dicen “mente”. Y así “la terapia” es “pensar” los problemas. Desde esa óptica en esas terapias le damos todo el poder a la “mente” como la gran solucionadora de todo. Así viene siendo en la vida moderna que nos insta al orden imperativo de los horarios, las rutinas y demás actividades obligatorias para lograr (¿)…(lograr tener un buen trabajo, lograr “ser alguien”…etc etc)
Pero “la locura” tan temida al igual que “la muerte” siguen haciendo neurosis graves, conductas defensivas y demás trastornos de conductas en las personas diariamente y dificultan la tan querida felicidad. Mucha más en post pandemia. Tiempos donde el miedo y el aislamiento dejaron huella en el “compartir” diario con los demás.
Aquí decimos que es el mismo sistema social y económico en el que vivimos quien promueve y necesita de ese temor para tener todo bajo control. Y por supuesto promueve terapeutas “mentales”. Así ha sido la historia hasta ahora en las sociedades modernas. Las conocidas teorías freudianas y lacanianas han dominado las maneras de “hacer terapia” en todo el mundo y para la mayoría de las poblaciones sin considerar cultura de origen, creencias y costumbres, ni edades.
¿Cómo puede ser que una herramienta terapéutica haya dominado así las vidas de las personas?
¿Cada vez que envían al niño al terapeuta también tiene que pasar por esa técnica analítica? La respuesta es sí. Con sus variantes pero, sí.
¿Y qué resultados hemos tenido en la humanidad en estos casi dos siglos de clínica y psicoanálisis?
Las respuestas implicarían la demostración exhaustiva de situaciones y experiencias que exceden esta nota. Pero si quedamos dejar planteada como posibilidad la existencia de “otras herramientas” para encontrarte con la felicidad de ser tú mismo desde tu conciencia diaria y permanente, como un ejercicio de ser y estar en el mundo con tu autoestima equilibrada para disminuir las llamadas neurosis y otros trastornos mentales pudiendo “atravesar” las dificultades normales de la vida cotidiana. A tu forma y o manera según tu experiencia y proceso.
La norma hegemónica sólo tensiona y atrofia cualquier tejido vincular personal y social.
Llego el tiempo del respeto de la singularidad como “herramienta” de armonía y felicidad.
Se feliz así como eres y con lo que tienes: gordo, flaco, moreno, rubio, barrendero, director, eso que estás haciendo es tu vida, y si no lo valoras tú, nadie va a ir a aplaudirte en corto plazo. Y sino te gusta pon todo de ti para cambiarlo limpiamente. Honestamente, desde ti, no desde usar a los demás ni llevártelos puestos con manipulaciones maquiavélicas.
Recuerda que tus hijos e hijas, y o tus aprendices te están mirando. Y aprenden lo que viven.
Que estén de verdad felices. Que estemos en verdad felices en este nuevo año que va llegando. Que valoremos los procesos también y no solo los resultados.
Recibe las últimas noticias del día