Francisco llegó este martes en «papamóvil» al Parque O'Higgins, en el que dio una multitudinaria misa para 400.000 personas como parte de la primera jornada de su viaje a Chile.

Como hace habitualmente, el Santo Padre saludaba sonriente cuando, de repente, un objeto que al parecer es un gorro o una camiseta, fue directo a su cuello. Francisco mostró sorpresa ante el impacto pero continuó saludando normalmente.
 

Si bien se trata de un hecho menor, los hechos se producen en un contexto de tensión por la quema, en la víspera del viaje papal, de seis iglesias que han estado a un paso de quedar reducidas a cenizas. Además de estos hechos vandálicos, el Papa fue amenazado: «La próxima bomba será en tu sotana».

Las autoridades chilenas sospechan que detrás de los últimos ataques a los templos podría estar la organización anarquista Lautaro, cuyos orígenes hay que buscarlos en la etapa final de los 17 años de dictadura (1973-90) de Augusto Pinochet.

El ministro del Interior, Mario Fernández, identificó las agresiones, con «grupos pequeños con capacidad limitada» e insistió en no sembrar la alarma y hablar de «intentos incendiarios más que de ataques explosivos». En cualquier caso, la estancia de Francisco en Chile y la Nunciatura, donde pernocta, está blindada.