Por: David Vilcapuma Gutiérrez Licenciado en Educación Difusor de la literatura oral de la serranía chinchana |
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Desde la serranía chinchana, en 2025, continuaremos promoviendo de manera destacada la rica herencia cultural de la narrativa andina del distrito San Juan de Yánac, ubicado en la provincia de Chincha Alta, en la región de Ica.
Queridos compoblanos, amigas y amigos de Huachos.com, con la bendición de Dios y la humildad de siempre, en este inicio del año 2025, continuaremos aportando de manera significativa, difundiendo la vasta riqueza cultural de la narrativa andina en este informativo que tanto aprecian.
Nuestro único propósito es que nuestros lectores, siempre ávidos de conocimiento, puedan enriquecer su bagaje cultural y seguir creciendo, fomentando una conexión profunda entre la mente y el espíritu, lo cual puede ser un camino valioso para el desarrollo personal y la salud mental.
En este espacio, los lectores encontrarán una amplia variedad de crónicas, leyendas, mitos, tradiciones, creencias populares y hechos asombrosos, como el caso del distrito de San Juan de Yánac y sus anexos. Sabiduría que, por muchos años, fue ignorada y olvidada por las autoridades locales y regionales, así como por destacados profesionales de nuestra Santa tierra.
Agradecemos profundamente a nuestros lectores, quienes son el verdadero pilar de este proyecto lleno de esperanza. Además, nuestra columna seguirá siendo una ventana que ofrece episodios, tanto reales como ficticios, presentados de manera objetiva, con historias bien construidas y personajes vivos, permitiendo al lector comprender mejor la realidad que se expone.
Al comenzar este nuevo año, quiero desearles mucha felicidad en este 2025, y desde aquí, los invito a emprender un proyecto de vida con mayor responsabilidad y entusiasmo, recordando que lo más importante es la fe y la esperanza.
Aquí les dejo una breve reflexión para comenzar el año 2025
Quien, como yo, solía caminar por las montañas, rememorando mi infancia, escuchando el sonido de las gargachas y el pistaco, con los cuales me enfrentaba con valentía. No podemos olvidar la naturaleza de nuestra santa tierra, que desde muy pequeños estuvo siempre presente en nuestras vidas, enseñándonos a asumir responsabilidades.
Éramos afortunados de poder disfrutar de la libertad de respirar aire puro, que fluía libremente a nuestro alrededor. Al igual que los árboles cuyas ramas y hojas se movían con el viento, mientras yo recordaba mis sueños, en los cuales me elevaba y el aire me llevaba hasta las orillas del huerto.
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