En OPINIÓN LIBRE |

Un relato «naif»: El encanto del cerro Sillapite, Chavín

Huachos.com, se complace en presentar al autor yanino David Vilcapuma, como es de costumbre, él nos ofrece un nuevo relato pintoresco y original.

Der.: Lugar donde se encuentra el cerro Sillapite. Centro: Retrato simbólico del niño sujeto de la narración. Izq.:Valle de Huanca, anexo de Huañipiza al fondo se aprecia los cerros del caserío de Acolla.
Der.: Lugar donde se encuentra el cerro Sillapite. Centro: Retrato simbólico del niño sujeto de la narración. Izq.:Valle de Huanca, anexo de Huañipiza al fondo se aprecia los cerros del caserío de Acolla.
 

David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación  

 


Desde la cumbre de San Juan de Yánac, cultivo la literatura de mi pueblo. La enfermedad, el dolor y la soledad me condujeron a la lectura, vivir la vida sin vínculos ni ataduras, transitando mi propio camino por los andes que es hermoso e imponente.

Este relato corto es la experiencia vivida en estos lares de la serranía Chinchana, cuando por los verdes cerros caminaba pasteando los animales entre las colinas de Chavín y el caserío de Acolla, con la esperanza de un nuevo amanecer.

La narración permite que cada uno libremente se imagine y construya su aventura, para que los demás también puedan contar sus historias, sus anécdotas, sus ocurrencias, haciendo uso de la expresión oral y mejorando cada día su lenguaje, enriqueciendo su vocabulario  y por consiguiente su acervo cultural.

El informativo Huachos.com, se complace en presentar al autor yanino, como es de costumbre con una nueva cosecha literaria pintoresca y original:


El encanto del cerro Sillapite

Cuentan los antiguos comuneros, que hace mucho tiempo atrás,  en el cerro de Sillapite del distrito de Chavín, (Chincha), eran tiempos de lluvia, donde el niño llevaba su fiambre en una taza, varios granos de mote de maíz y un rico requesón.

Todos los días desde muy temprano salía a pastear sus ovejas, por las laderas de los cerros. Teniendo muchas veces que enfrentarse a serios contratiempos, como las fuertes lluvias y rayos que se presentaban en esos tiempos.

Otras veces era el ataque de un astuto y hambriento zorro que llegaba a arrebatarle uno de sus tiernos corderos. Mientras el niño pastor se perdía entre los cerros, sin que él pudiera hacer nada, las ovejas espantadas galopaban hacia la cueva que estaba cerca a la estancia.

Los comuneros recordaban con asombro, la desaparición del niño pastor, quien un día había desaparecido por los cerros, habiendo quedado encantado en las faldas del cerro Sillapite.

Otros comuneros decían que fue el cerro que se apoderó de su cuerpo. Solo se sabe que el niño pastor estuvo encantado un buen tiempo sin saberse nada de él. Los lugareños decían que el niño pastor, se había convertido en una piedra, que tenía su forma.

El niño pastor no soltaba su taza, que era hecho de un metal precioso, que le sirvió como ritual de defensa, no pudiendo quedarse encantado por siempre. Después de varias semanas, de estar desaparecido, el niño pastor fue encontrado por su propio padre, en la misma ladera, al pie del cerro Sillapite.

Sorprendido y muy emocionado lo tomo entre sus brazos y lo llevo  de retorno a su casa, donde le hizo varias preguntas.

- Hijo ¿cuéntame que pasó?, ¿dónde estuviste?, ¿porque no regresabas?, ¿debes tener mucha hambre?

El niño pastor muy tranquilo respondió, no recuerdo nada papá, solo me acuerdo que comí muchas frutas.

Desde ese entonces, esta creencia es narrada, de generación en generación. Los comuneros y pastores desde aquel entonces tienen mucho cuidado para no pasar lo mismo que pasó el niño mariposa.

Dicen que todos los fines de semana, este encanto se cumplía, solo los allegados y familiares del niño pastor podían subir y llegar al cerro Sillapite, sin que a ellos les pasara nada.

Cuentan ellos, que en varias oportunidades pudieron ver, a un niño con un parecido a la figura de un pastor con su rebaño que pasteaba por el lugar, después de este hecho otros comuneros, nunca más se atrevieron a desafiar el encantamiento del cerro Sillapite.

Nota Bene: Naif es una palabra de orígen francés que designa lo ingenuo, sencillo o candoroso.
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